...nuevo Comisario de Competencia y vicepresidente de la Comisión Europea.
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El señor Almunia fue en España, como político y más todavía en cuanto ministro de Economía, un fracasado. Ahora vegeta en la UE, no sólo como Vicepresidente de la Comisión Europea, sino también como Comisario de Competencia, la cartera más importante del área económica. Sus competencias van incluso más allá de las fronteras de la UE. Es decir; Almunia manejará la reestructuración de los grandes bancos y las sanciones y multas a las Empresas que abusen.
Así se explica que Zapatero, pese a la oposición del grupo socialista europeo en la Eurocámara, hubiese dado su voto a Barroso para su renovación en el cargo por otros cinco años más. La jugada de José Luis Rodríguez Zapatero ha sido perfecta. De este modo España suponemos que tendrá a su favor al departamento económico más potente, que buena falta nos hace.
La Unión Europea se nos está convirtiendo en un cementerio de elefantes. Allí van a parar todos los ancianos, cuando en España tenemos una juventud mejor preparada que todos ellos, con conocimientos técnicos que esos vejestorios no poseen, y que podrían darle a la UE una estructura social y económica de más calidad.
Ello me hace recordar aquel cuento de Ignacio Aldecoa: “La Espada Encendida”. Comienza así:
“Se sentía pegado a la gutupercha del sillón y el agua del vaso estaba caliente y una moscarda zumbaba por el despacho y los zapatos le hacían daño en los pies hinchados…”,
“Dejó el periódico sobre la mesa, cubriendo los papeles que tenía que firmar, y volvió la cabeza hacia el gran balcón abierto al campo cereal y contempló el horizonte crepusculado en vino aloque…”,
“El trigo amarilleaba a ruin y un rebaño de ovejas venía por el camino con una nube de purpurina…”.
-Ha dicho el señor alcalde que te esperes.
-¿Hoy otra vez?
-Todos los sábados hasta que llegue el invierno.
(El Político) Acercó la mano a la campanilla y acarició la manija. Estuvo a punto de llamar al ujier para decirle que el guardia se fuera al diablo o a la taberna, pero pensó que era su deber y que no podía faltar a su deber y que el deber era lo más importante para unhombre honrado y que quien desde un puesto rector (un puesto rector, un puesto rector) no cumplía con su deber, no merecía conservar el puesto rector..."
"El rebaño avanzaba muy lentamente y su nube se iba violentando, anocheciendo. Y dijo para sí (El Político): “¡Hay que sanfastidiarse!”.
… … …
Almunia, algún día, volverá al parque de la villa que lo vio nacer, y allí ha de sentarse en uno de los bancos. Le harán daño los zapatos. Y no deseará entrar en el vacío de su casa.
César R. Docampo
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