La Excma. Sra. Dña. Soraya Sáenz de Santa María, siendo la dama de hierro de un mentiroso y cabroncete PP, es una mujer a medias entre el Tantra (Culto de lo Femenino) y Facundo Quiroga (Civilización y Barbarie en las Pampas Argentinas).
De ella se cuenta que, una noche, se escapó con su marido y Ana Botella al teatro. Iban a ver y disfrutar de “Los hombres no mienten” de Arturo Fernández, un paisano de su padre y sus abuelos.
Y se cuenta que lo pasaron pipa.
Por los altos del Teatro Amaya (sin esperarlo), se encontraron con Bruno Delaye (el embajador de Francia en España), y muchísima más gente…: Allí, aquella noche coincidieron, además, con Paloma Segrelles, Beatriz de Orleans, Pitita Ridruejo y Mike Stilianopoulos, y más…, con la bailaora María Rosa, con Sofía Mazagatos, y más y más, muchos más. Total que lo pasaron en grande.
Y uno piensa…
¿No creen ustedes que, para ser buen político, un buen marido, una buena esposa o unos buenísimos hijos, lo primero (“conditio sine qua non”) consiste en disfrutar a tope y pasarlo en grande?
Lo malo del asunto es que…, para que todo esto se objetive en realidad, todos debiéramos recibir eso que le dicen “sobresueldos” y esa ya famosa “caja b”. (“b”, no de “ir” ni de “ver”, sino de Barcelona).
Necesitamos un alto en el camino y que nuestros bueyes descansen a la sombra de una higuera, para estudiar las rutas más sinuosas que han de llevarnos a la llanura, entrar en un poblado, en tierra apisonada, donde los búfalos (girando en redondo) pisan el trigo maduro que ha sido recogido por las mujeres.
Y, así, concluyo: España necesita más mujeres en política. España necesita, a puñados, muchísimas Sorayas Sáenz de Santamaría.
A saber: Esto.
(Pulsando sobre una imagen cualquiera, multitud de consideraciones a su disposición). Que lo disfruten.
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C. R. D.
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