Escuchando en el alba el trino de los pájaros, el hombre primitivo situaba la morada de sus dioses en lo alto de las montañas. En las elevadas y gloriosas cumbres de estos conos solitarios.
¿Por qué los hombres han construido pirámides para adorar a sus dioses o enterrar a sus muertos?
¿Por qué los zigurats babilónicos, las tumbas de los faraones egipcios, los teocallis aztecas y los templos mayas tenían todos forma piramidal aunque estuvieran enclavados en Oriente Medio, en Egipto o en Sudamérica?
La Humanidad vio la luz en una tierra de volcanes. Aquellos enormes conos apagados o humeantes presidieron nuestros balbuceos reflexivos. Luego, la Humanidad, llevada por su incontenible tendencia exploradora, se esparció por el orbe entero. Pero jamás olvidó sus volcanes.
Nunca olvidó que la morada de los dioses estaba en lo alto de las montañas. (el Olimpo, el Fujiyama, el Sinaí) , y donde no había montañas, la Humanidad construía pirámides. Conos volcánicos artificiales, sin estar coronados de humo, de fuego o de nieve. Pero gratos a la Divinidad y propicios para su encuentro con el hombre.
Andando el tiempo, la Humanidad se olvidó de su origen y edificó templos que más se parecían a sus casas que a la ancestral mansión de los espíritus.
¿Por qué? ¿Quién lo sabe?
HISTORIA CENSURADA: Tecnología antígua. Pirámides, etc. ... ... ...
César R. Docampo
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