"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

domingo, 14 de septiembre de 2014

¿VOLVERÁN MEZQUITAS DONDE HOY ESTÁN LAS CATEDRALES? (13)
SEGUNDA PARTE:
El Islam, políticamente, nació el año 622 de nuestra era, en un oasis de Arabia, en Medina (Medinat al-Nabi, ciudad del profeta), donde Mahoma se instaló con sus compañeros, progresando de manera fulminante.
En menos de diez años, habiendo sufrido Arabia entera la superioridad del nuevo Estado, concluyó tratados con él, realizándose así por primera vez la unidad política de las tribus árabes. Los combatientes por la fe comenzaron la conquista de los países limítrofes. A pesar de su civilización superior, Siria, Irak, Persia, Egipto, Mogreb y España fueron reducidos en menos de un siglo. Siete siglos más tarde, después de la reacción de Las Cruzadas, se reanudó la expansión política del Islam, gracias a la conversión de otros nómadas, los turcos del Turquestán. Éstos, hacia el Este, se infiltraron en China y dominaron la India; y, hacia el Oeste, tomaron Anatolia y Constantinopla, los Balcanes y Hungría. Hacia el Sur, la penetración del Islam en África central, más allá de los dos Sudanes, y, en torno al Océano Índico, se apoderaron de Zanzíbar y de las Comodores hasta Malasia.
A finales de los siglos XIII y XIV, los turcos otomanos de Asia Menor y Anatolia comenzaron a formar un nuevo gran imperio islámico ortodoxo que se proyectó a las regiones orientales de Europa y puso fin al Imperio Bizantino. En las postrimerías del siglo XIV, el Tamerlán (Timar-Lang) turcomano y musulmán (como he dicho más arriba) se extiende desde la Transoxiana (parte de los actuales Kazakhstán y Uzbekistán soviéticos) por tierras de Persia y del Iraq, norte de la India y sur del Cáucaso.
El Occidente islámico, Al-Ándalus, tras el Emirato y Califato de Córdoba, desde 929 a 1031, y la sucesiva división que supusieron los Taifas, desde 1.031 a 1.090, fue unificado políticamente por los almorávides y por los almohades. Pero en el siglo XIII, el imperio almohade se descompuso y se formaron las dinastías y Estados norteafricanos y bereberes de los “Mariníes” o “Benimerines” de Fez, los “Ziyaníes” de Tremecén, y los “Hafsíes” de Túnez, unos y otros contemporáneos de los “Nazaríes” de Granada.
. . .
Es evidente que las razones de tan fulgurante éxito para el Islam no se basan únicamente en la efectiva superioridad de una organización militar, sino también en la fuerza de una nueva fe y en la eficacia de los intercambios reglamentados por un cómodo derecho comercial, aspectos éstos a tener muy en cuenta.
El Corán y la “Sunna” (tradición del profeta) son las bases de la fe musulmana. Especialmente el Corán puede considerarse como “el código revelado de un Estado supranacional”, en el que la religión constituye la ciudadanía. La Fe, por esencia, es un valor de orden político, e incluso el único verdadero valor de ese orden, “el único que da a la ciudad su razón de ser”.
Los creyentes, ciudadanos en realidad de un Estado supranacional, se integran en la “comunidad”, en la “Umma” (de “Umm”=madre). La palabra “Umma”, fundamental en el Corán, designa “el grupo de hombres a quienes Dios envía un profeta”, y especialmente a “quienes, habiendo escuchado su predicación, creen en él, realizando un pacto con Dios por su intermedio”. Este pacto y la comunidad que lo manifiesta poseen una extensión universal (¡ojo a esto!) destinada a abarcar a todas las razas del mundo.
Por otra parte, la Ciudad musulmana se presenta como una teocracia laica e igualitaria, donde:
1º.- El magisterio legislativo (amr) pertenece exclusivamente al Corán.
2º.- El magisterio judicial (fiqh) pertenece a todo creyente que, mediante la lectura asidua y ferviente del Corán, adquiera, con la memoria de las definiciones y la inteligencia de las sanciones que decreta, el derecho de aplicarlas. Y,
3º.- El poder ejecutivo (hukm), a la vez civil y canónico, que sólo pertenece a Dios y sólo puede ser ejercido por un intermediario, un jefe único.
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http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2007/09/10/-volveran-mezquitas-donde-hoy-estan-catedrales-13-/ 2007-09-10T08:13:09Z César latabernadelosmares@yahoo.es

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