"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

martes, 23 de septiembre de 2014

¿SUEÑA LA CIENCIA CON ACERCARSE A DIOS?...


¿SUEÑA LA CIENCIA CON ACERCARSE A DIOS?
…ASPIRACIÓN TANGENCIAL, INUTILMENTE TENDIDA. …PORQUE HAY INFINITOS MUNDOS, PERO (de alguna manera) ESTÁN TODOS EN ÉSTE. ===================== El “bosón” de Higgs (“partícula de Dios”, le dicen), confiere masa a todas las demás partículas consiguiendo así la formación de la materia. Y nos dice el Dr. Higgs que el “bosón” sólo tiene vida útil durante una millonésima, de una millonésima, de una millonésima de segundo. Cuando los periodistas le suplicaron que lo explicase, Peter Higgs confesó no saber nada sobre cómo (algo que tiene una vida tan corta) se pueda aplicar a algo útil. “No tengo ni idea”, dijo. … … ... Hace unas semanas, todos los focos apuntaron hacia él, después de que los resultados experimentales presentados por el Laboratorio Europeo de Investigación Nuclear (CERN) dieran a conocer una posible confirmación de lo que Peter Higgs había profetizado hacía ya 48 años. Y ha sido ahora cuando el físico Dr. Higgs, casi a regañadientes, tuvo a bien conceder unas breves declaraciones, dando la cara en una sencilla rueda de prensa convocada por la Universidad de Edimburgo, universidad a la que él llama “su casa”. Por consiguiente…, Si hasta hace poco decíamos que la Ciencia comenzaba diez segundos después de la creación del mundo, las investigaciones del Dr. Higgs lo que consiguen es achicar ese tiempo. Entre la objetivación creadora de Dios y el efecto o resultado de esa CREACIÓN tangible para la Ciencia, ya no son diez segundos sino una millonésima, de una millonésima, de una millonésima de segundo. Y a mí se me ocurre pensar: Si en este mundo tan prodigioso por miserable, sorprendente y gruñón; si en esta aldea gobernada por mercaderes y bandidos siempre en desacuerdo…, de golpe y porrazo, surge un físico tranquilo y feliz, quien (a sus 83 años, cuando ya sólo pretendía disfrutar de su jubilación), va y nos dice que hace 48 años había descubierto la formación de la materia…, entonces ¿qué pasa? ¿Por qué es noticia ahora y no hace 48 años? ¿Acaso necesitaba creencias más profundas más allá del afán y la curiosidad de su espíritu? ¿O es que la Ciencia, en lugar de germinar y desarrollarse en los prados abiertos y saludables de la ignorancia, ha de crecer en la jungla de la magia y la superstición, donde una y mil veces (según algunos) se ahogaba la semilla del conocimiento? Es de suponer que Peter Higgs conoce la sencillez magistral del Génesis. Primera parte: Historia del Género Humano; La Creación del Universo. Donde se puede leer: 1.1. Al principio creó Dios los cielos y la tierra. 1.2. La Tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo, pero el espíritu de Dios cernía sobre la superficie de las aguas. 1.3. Dijo Dios: “Hágase la luz”; y hubo luz. 1.4. Y vio Dios ser buena la luz, y la separó de las tinieblas. 1.5. Y a la luz llamó día, y a las tinieblas noche, y hubo tarde y mañana. Día primero. Y sigo pensando…: Cuando Peter Hiigs, hace ya 48 años, predijo la realidad de su “bosón”, presupondría (digo yo) que, antes del “bosón”, tuvo que haber UN ALGO, un “Otro”, Origen o Causa Primera, Causa Incausada. Si no, ¿de dónde el “bosón”? La CAUSALIDAD es, efectivamente, uno de los requisitos metafísicos de la teoría física. El principio de Causalidad afirma que, a un estado dado, le sigue invariablemente, en el tiempo, otro estado especificable. Y esto presupone dos virtudes: La Causalidad es precisa y terminante, una; y dos, la Causalidad refleja todas las mejores normas seguidas en las ciencias exactas. No hay Causa sin Efecto, ni Efecto sin Causa. El “bosón” de Higgs es “efecto” de una Causa anterior a él, y a su vez, el “bosón” será “causa” de la materia primigenia. Proceso éste que presupone (y por lo tanto demuestra) la existencia de una PRIMERA CAUSA (incausada), a la que llamamos Dios. … … … Acostumbramos decir que la cuna de la filosofía ha sido Grecia. La Filosofía Griega demostró que la filosofía no puede ser otra cosa que “investigación”, y ésta no puede ser más que “libertad”. Ahora bien, la libertad supone que, en esa búsqueda, tanto el punto de partida como el fin y los métodos de esa misma averiguación sean justificados y hallados por la investigación misma, y no aceptados al margen de ella. Es aquí donde la Filosofía se despega de la Ciencia. Si la Ciencia es un saber por causas, se sustenta en las causas “próximas”, mientras que la Filosofía indaga en las causas “últimas”. Geómetras y arquitectos, por ejemplo, situados a un segundo nivel de abstracción, estudian, miden y juegan con el espacio. La Ciencia (desde ese segundo grado de abstracción) nos dirá “cómo” es el tiempo o “cómo” es el espacio. La Filosofía, en cambio, desde un tercer grado de abstracción, nos dice no “cómo” es, sino “qué” es el tiempo o “qué” es el espacio. ¿Ven la diferencia? ¿Ven ustedes la diferencia entre el salto de un atleta y el salto de un bailarín? El salto de un atleta es mensurable por leyes físicas; el del bailarín, en cambio, se da a otro nivel superior; superando leyes físicas, es valorado por leyes estéticas. La CIENCIA (ya se ha dicho) es un SABER por causas. Si yo me asomo a un hecho o fenómeno cualquiera y conozco la causa o causas que producen ese hecho o fenómeno; es decir, si yo conozco la etiología de ese fenómeno, entonces mi conocimiento es un conocimiento científico. El científico observa a la Naturaleza o provoca en un gabinete un fenómeno cualquiera para ver cómo transcurre y por qué transcurre como transcurre. El resultado de esa observación lo axiomatiza o convierte en una ecuación matemática y ya tenemos una Ley Científica. Pero Dios no es algo fenoménico, ni tangible, ni mensurable. A Dios no se Le ve ni se Le toca; a Dios no lo podemos pesar, llevar a un laboratorio, meterlo en un tubo de ensayo, ni observarlo mediante un microscopio, ni axiomatizarlo o codificarlo en una ecuación. Dios no es objeto de estudio para la Ciencia. En este sentido, la Ciencia es “a-tea” (= "sin Dios"). Que la Ciencia sea atea es un postulado, de ahí el nombre de “Ateísmo postulatorio”, aplicado al saber y conocimientos de la Ciencia. Cuando afirmo que la Ciencia es atea, digo la Ciencia, no los científicos. La Filosofía, sin embargo, desde un tercer grado de abstracción, se acerca a Dios. ¿Cómo? Siguiendo los caminos de la Analogía, a partir de Santo Tomás de Aquino. La Filosofía considera a Dios en cuanto “CAUSA PRIMERA” que (saliendo de Sí y objetivándose fuera, como diría Hegel) decidió “Crear” (“ex nihilo” = “de la Nada”), el “bosón”. Luego el “bosón” no es un SER Necesario, sino un “llegar a ser”; un ser “CONTINGENTE”, indiferente a la existencia: Antes no era y ahora es; ahora es y en cualquier momento puede dejar de ser. El “bosón” –afirma Peter Higgs- sólo tiene vida útil durante una millonésima, de una millonésima, de una millonésima de segundo. Además de las versiones judeo-cristianas sobre Dios y el Mundo, existen otras muchas. En todas, o en cada una de ellas, es posible que subyazca algo de Verdad sobre el tema que nos ocupa. Hesíodo en su “Teogonía” apela a la Noche, engendradora de todos los dioses. En “El Libro de Urantia” (un conjunto de revelaciones cosmológico-teológicas), se nos revelan los misterios de Dios, el Universo, Jesús y nosotros mismos. Pero hay un autor quien, en sus dos obras “El folklore en el Antiguo Testamento” y “La Rama Dorada”, llama poderosamente mi atención: Me refiero a un irlandés, Sir James George Frazer, formado en la Universidad de Glasgow y en el Trinity College de la Universidad de Cambridge. Frazer, además de filósofo de las Religiones, es un historiador apasionado cuya obra más emblemática -a mi juicio- es “The Golden Bough” (“La Rama Dorada”), una obra inmensa cuya lectura nos hace ver cómo las creencias en los principios naturales, predominantes en quienes no disponen de una explicación científica, funcionan con sorprendente naturalidad en todas las latitudes y constituyen el antecedente lógico de la Religión y la Ciencia modernas. “La Rama Dorada” es un libro que arranca buscando los fundamentos del misterioso culto de Nemi, cuyo sacerdote se mantenía como tal hasta que otro lo mataba y ocupaba su lugar. James G. Frazer, después de recorrer un largo trecho por el mundo de las costumbres y religiones primitivas, encuentra la razón de tan extraño rito en el hecho de que el hombre, convertido en Dios, debía morir al acercarse a su ocaso, para garantizar así un dominio eficaz del viento, de la lluvia y la fructificación de los campos. James G. Frazer es, a mi juicio, uno de los primeros que consiguió sistematizar ese mundo tan abigarrado de la magia. Su misma clasificación de “magia homeopática” y “magia contaminante” es de aplicación universal. Señala el punto de partida hacia posteriores investigaciones, haciendo hincapié en los pueblos primitivos, suscitando las claves para una mitología comparada, mediante la cual podemos apreciar esas extrañas supervivencias espirituales de nuestros antepasados. Extrañas supervivencias espirituales…, que nos hablan de Dios, como jamás conseguirá hacerlo la Ciencia. Algunos antropólogos opinan que la magia (lo mágico, siempre extraño al saber científico) nos condujo directamente a la Religión y, por otra parte, a la Ciencia. Y es Frazer quien opina que la Magia, la Religión y la Ciencia derivaron una de otra por este mismo orden. El antropólogo Rivers sostiene que la Magia y la Religión primitiva surgieron simultáneamente de la sensación vaga de terror y misterio que experimenta el salvaje en presencia del mundo. Junto a Frazer y Rivers debiéramos añadir a Malinowski. Malinowski, hablando de los pueblos primitivos nos dice que ya sabían distinguir entre los fenómenos simples asequibles a la observación científica empírica o a la tradición, y los cambios misteriosos e imprevisibles que escapaban a su comprensión y su control. Los primeros condujeron a la Ciencia; los segundos, a la Magia y a los Mitos. Y añade Malinowski que el origen de la religión primitiva debe buscarse en las actitudes que adoptaron los hombres ante la muerte, en su esperanza de supervivencia. Sobre Dios…, la Ciencia en cuanto ciencia no sabe absolutamente nada; ni siquiera en sueños. La pretensión de la Ciencia por aprehender a Dios, no es una chiquillada, es uno más de entre aquellos inexplicables sueños de Nabucodonosor: Impotencia, arrogancia y, algunas veces, desprecio. Por las venas de la Ciencia no corre sangre Real. Solamente la suprema elegancia del retozar de la Razón como actividad humana. Hace más de 50 años, el Instituto Gallup de EE.UU. en Jefferson, llevó a cabo un sondeo de opinión sobre Dios. -Un cardenal de la iglesia romana, vino a decirnos que Dios era esa Realidad muy difícil de mostrar y comprender, más allá de esos tópicos manidos que utilizamos los creyentes. -Un físico atómico en Massachusetts contestó diciendo que Dios, de ser algo, sería el Hidrógeno. -Y un peluquero ateniense, rascándose la cabeza, fue soltando: “Dios…, me lo imagino como un anciano de barba blanca…, que constantemente nos está espiando para castigarnos… No sé si esta es la verdadera o falsa imagen de Dios, pero es la única que me han enseñado”. César R. Docampo
http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2012/07/26/-suena-ciencia-con-acercarse-dios-/ 2012-07-26T11:26:38Z
César latabernadelosmares@yahoo.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario