"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 15 de septiembre de 2014

SOBRE AQUEL VIDEO "BÁRBARO".
SEGUNDA PARTE: CONSIDERACIONES DE ORDEN ESTÉTICO. ====================================== Algunos aludían a una superficialidad innecesaria al ofrecer un video con imágenes tan duras y brutales, sobre todo porque pudieran ofender a los seres más porosos e inocentes. Desde las consideraciones de la ciencia Ética, nada que objetar a la exhibición de unas imágenes en cuya brutalidad va insita su condena. Cuestión aparte son los postulados de la Estética. Si uno se dedica a estudiar una sociedad, o un hecho social cualquiera, es de suponer que ha de investigar algo que existe. Y entre lo que existe, en este tema que ahora nos atañe, son muy importantes los rasgos o "items" culturales. Ahora bien: La cultura (concepto éste bastante complejo) es algo muy dinámico. Constantemente y cada vez más estamos asistiendo a una cierta precocidad infantil y juvenil que empatiza con lo violento, que practica lo acerbo y el sadismo hasta límites insospechados. ¿Han leído ustedes "La Araucana", de Ercilla, donde se relata el suplicio de Caupolicán, escena mucho más cruel que los degüellos que aparecen en el Video de marras? Eso era lo que hacían nuestros heroicos conquistadores con los indígenas de América hasta que el Padre Luis de Victoria insta a Carlos V para que dicte las Leyes de Indias. Porque, claro, el salvajismo y la violencia ya se habían iniciado en Caín. Y jamás han decaído hasta llegar a nuestros días. Precisamente en estos días vuelve a estar muy presente el cine de terror, la saga de los Jason contra Krueger, dos mitos sanguinarios. Esos "Friday the 13th" (Viernes 13), un torrente de escenas y secuencias sobre aquellas matanzas colectivas a cargo de la Santísima Inquisición contra los Templarios, Rosacruces y Masones, porque practicaban la herejía (el espíritu del Mal era siempre el 13º invitado, igual que Judas). Con un dato curioso: ¿Han observado ustedes que en estas leyendas fílmicas, a veces, el espectador está viendo la acción desde dentro de los asesinos? ¿Saben ustedes qué quiere decir esto? Esto es "complicidad". Ni más ni menos, que también nosotros nos aposentamos en su rol y somos asesinos ¿Es esto una causa o es la consecuencia de que todos necesariamente vivimos en una sociedad altamente agonística? En mi carrera de periodismo hice la tesis sobre "Hacia una ética de la TV innformativa". En uno de los capítulos, estudio "La Televisión y la Agresividad". Me tiré dos años y pico en Prado del Rey, investigando no sólo el sustrato técnico, todo el proceso ideogenético antes de que la imagen aparezca en nuestro televisor, su manipulación, la inexistencia de tiempo real, los subliminales, y cómo TV te coge por el cogote, segregando imperativos (haz esto, no hagas aquello), manipulándote innecesariamente. Pero sobre todo, y por encima de todo, creando una climax de agresividad, no física (a veces también) pero sí dinámica. La Televisión no es tan sólo una bomba de relojería, es también (muchas veces) una escuela de delito. El caso es que su agresividad conquista voluntades y crea audiencia. El sinvergüenza y el canalla despiertan mucho más interés que un "pichatriste" o un paguato santurrón. Rambo concita multitudes; a un San Francisco de Asís no lo sigue nadie, a no ser cuatro beatas. En esta vida, en esta sociedad tan competitiva, si quieres ser o alcanzar algo, hay que saber pegar y, si es preciso, matar. Así de claro. Y, lo que la Televisión nos está "diciendo" es: "¡Yo hago esto, haga usted otro tanto!". En todas las imágenes TV, sea en directo o sean enlatadas, en todas hay dos tipos de funciones: FUNCIONES MANIFIESTAS, de consecuencias objetivas intencionadas y reconocidas por todos los participantes dentro de un sistema. Y FUNCIONES LATENTES, de consecuencias también objetivas, pero no reconocidas aún siendo intencionadas. Habría que especificar las unidades a las que se refiere cada función. Habría que precisar los mecanismos a través de los cuales se realizan las diversas funciones. Proceso éste muy interesante, que me gustaría exponer o comentar poco a poco, pero desborda los límites de esta comunicación. Tendríamos que hablar de "prerrequisitos funcionales", de "sociedades tautológicas", etc., etc. Para terminar, diré que la apariencia estética no siempre coincide con la armonía estética. La apariencia suele crear ilusiones inadecuadas de la Realidad. La REALIDAD, cuando es cruel, inclemente o bárbara, hay que ofrecerla así, al desnudo, única manera de poder ser hostigada y rechazada para que jamás vuelva a acontecer. No sé si me estoy exlicando bien. Lo malo es cuando al MAL lo revestimos de BIEN. Sin estirar ni ensanchar la definición de laxitud, dejémonos de sentimentalismos naturalistas. Acabemos con esa laxitud tanto estética como legal. Para acabar con las barbaridades, primero hay que conocerlas tal y como se dan, sin edulcorarlas. El argumento de que tales imágenes pueden ofender la sensibilidad, por supuesto que sí. Pero oídme: ¡Qué hipócritas somos! ¿Y los miles y miles de abortos, cuando se apiolan "nascituros" de seis meses, se les tritura, se les convierte en carne picada y se les arroja a los contenedores de basura? ¿No es acaso un crimen? Y los autores de esos hechos, después, a lo mejor, llegan a su casa, acarician a sus hijos chiquititos, leen y hasta se emocionan con la poesía lírica. Son unos tíos cojonudos que se mueven con desparpajo y soltura desde lo terrible a lo cómico. Qué bien. Pues no. Hasta los matemáticos nos dicen que cualquier magnitud tiene sus límites. ¿Se debiera hacer caso a Marshall McLuhan? O, al contrario: Los HECHOS hay que servirlos en canal, al desnudo, sin edulcorarlos. Porque solamente así, en toda su brutalidad, podrían despertar la fuerza incontenible de la Opinión Pública y la contundencia de toda una sociedad empleada a fondo para destronar a los criminales. Quienes sean. Saludos. César R. Docampo

http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2009/02/20/sobre-aquel-video-barbaro-/
2009-02-20T05:24:27Z
César latabernadelosmares@yahoo.es

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