"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 15 de septiembre de 2014

PROMESAS VACÍAS...


PROMESAS VACÍAS...
...FUTURO INSOSTENIBLE. ================= Hace ya muchos años, había en Campillos un jornalero llamado Pepe, treinta y siete años. En el invierno hacía cisco que luego su mujer vendía por las casas; en verano trabajaba en la trilla; treinta pesetas y mantenido. Eso era antes. Hoy ni hay trilla ni hay de ná, dicen algunos. Los únicos que están bien son los políticos. Algunos ejemplos: Yo sé de un pueblo de Málaga donde vive un tal Rosendo, un ex carabinero, tiene noventa y cuatro años, es el más viejo del pueblo y tiene apostado la paga de un mes a que el PSOE ha de acabar con el paro. Rosendo es el padre de la Rosario y la Prudencia, hermanas, chatillas y fáciles; tienen historia. Ellas saben muy bien que, cuando los hombres están parados, los hombres están de mal humor; y cuando los hombres están de mal humor, no hay quien se arrime. En un pueblo de al lado vive don Simón. El “don” se lo ha sacado del sobaco, setenta y pico de años, tres mil pies de olivo y una fortuna en aceite. Pero, si no llueve, la aceituna no engorda y adiós fortuna. Don Simón está en deudas con Lino. Lino, veinticinco años y albañil, está casado con la Remedios (un hijo de soltera y dos o tres líos de casada, pues opina que hay que cambiar de semilla de cuando en cuando). Lino tiene que cobrar una cuenta que no se la pagan. Su trabajo fue arreglar los tejados, azotea y cocina en casa de don Simón. Buena púa está hecho don Simón. Mario, treinta y dos años, huérfano de padre, rico, con miles de euros ciscados en la construcción. Este negocio está muerto y él entrampado con los bancos. Severiano, 69 años, cornudo consentido, tienda de ultramarinos y taberna. Echa de menos a Franco. Apolinar, sesenta y dos años, operado dos veces de una hernia, trabajador como una mula sin vérsele el provecho. Sueña con que Zapatero siga tirando de la chequera de los contribuyentes y derroche (del dinero que no es suyo) a mansalva: ¡venga dárselo a los bancos, a los ricachones y a los tiranuelos de países menesterosos de allende los mares! Mientras la clase media y baja se están hartando de promesas y otros mesianismos, sólo perciben el retraimiento de una Nación a punto de perder el habla. Y así, Don Paulino, el cura, cincuenta y pico de años e insuficiencia mitral, dice que la economía va mal, que se están secando los bolsillos y que la gente, cuando tiene dinero, se acuerda más de sus muertos y les echan más misas. Juliàn, hijo de un picado de viruelas que había sido herido en la batalla de Brunete en un pierna, voceón él, ha comprado una casa por la avenida Gerardo Fernández Delgado de Mollina con un crédito y un respiro hasta después de algunos veranos cuando se recoja la cosecha. ¿Qué cosecha? Emiliano, ave de tiro alto y muchas horas de vuelo, vive del paro. Desde siempre. Narciso, glotón, cincuenta años, tirantes con refuerzos, dormilón, asexual; una finquita y dos novillos. Una vez plantó un almendral. Antes se plantaban almendros para los hijos y olivos para los nietos. Hoy, ná de ná. Concha, treinta y tres años, casada desde los veinte, once verrugas, siete en la cara y las otras repartidas por todo el cuerpo caiga donde caiga, cinco muchachos y otro en puertas. Les da de comer Cáritas. Pedro, otro jornalero, un primera clase, pulmones de toro, como el PSOE no arregle esto -dice-, habrá que echarse a pedir por esos mundos de Dios. Laureano, jornalero, treinta y ocho años, más listo que el hambre, tiene fama de chusco. Como Zapatero no erregle esto, en invierno habrá que comerse los codos, dice. Don Carlos, boticario, premio extraordinario en licenciatura, lector de novelas pornográficas y aficcionado al tute. Aunque haya catarros, si no hay dinero, no se vende el jarabe que ha fabricado para estos casos. ¡Cuando la vida da en torcerse...! Ricardo, Samuel, Nicomedes, Mariano, Ángel, Pedro, Matías, Florencio, todos propietarios, entre los cuarenta y los sesenta; un buen lote para travesaños del ferrocarril. Como esto siga así. Alejandro, Juan, María Antonia, María de las Mercedes del Amor de Dios, Casimiro, Benedicta... rentistas de distintas edades y pelajes, como no vivan del aire de arriba no sabemos de qué van a vivir este año y el que viene... Alfonsa, jornalera, pechugona y “viva-la-virgen”, cincuenta y ocho años, los señoritos todos son unos sinvergüenzas -dice-. Soltera, sin hijos a pesar de todo, sigue esperando a su hermano que se había ido a Venezuela ya va para treinta años... Había ahorrado unas pesetas que pensaba redondear colocándose de temporera y así arreglar un poco la casa para cuando viniera su hermano... Ya, ni eso. Quica, Francisca de nombre de pila, viuda, honrada hasta el monjerío, había echado sus cuentas y pensaba haber sembrado un melonar que le dejó su marido que en gloria esté. Con el dinero que sacase había pensado comprarle un abriguito a su niña... Pero dice que no llueve dinero. Anunciación, sucesivamente Chonina, Chon, Muncia y, finalmente, María de la Anunciación, cuando se fue a casar. Treinta y dos años, estéril, limpia hasta el delirio; las malas lenguas dicen que le saca brillo a los palos del gallinero. Lo que sea con tal de subsistir. Felisín, por mote Piojín, cincuenta y seis años, bajo de estatura como su propio nombre indica. Siendo comerciante, todos recuerdan aquel invierno en que había traído una buena remesa de botas catiuscas para que las niñas no se mojaran los pies cuando fueran a la escuela. Y como no llovió, sólo pudo vender uno o dos pares. Igual que ahora. Acaba de cerrar el comercio. Bien se puede perdonar el bollo por el coscorrón. Quien ha escapado bien es Don Agustín, ex-alcalde, cincuenta años, casado, incapacidad para distinguir un conejo de una coneja. Cuando era joven era rengo, pero sólo se le notaba al andar de prisa. Toda su vida había sido jornalero de esos que se tiran para atrás en el tajo. Por haber sido alcalde socialista y una inspectora-médico también del PSOE, se ha prejubilado fetén. Chico, la suerte. De la UGT al Cielo. A todos ellos les va fenómeno. . . . Cuando Zapatero y sus ministros mienten o no saben de lo que hablan (mentiras que tapan mentiras)... Cuando España no anda, y al virtuosismo nominalista en la propaganda del Gobierno se le suma la torpeza operativa del PP, no vamos bien. Eso dice Maruja Torres en el último suplemento del País dominical: “Los profetas siempre se equivocan mientras los problemas se amontonan”. Y añade Javier Marías: “España es un País que se toma la crisis a broma”. . . . Escuchado lo cual, alguien podría tener la impresión de que en esta España de Bibiana Aído (“ponerse tetas”), Leire Pajín (España es el ombligo del mundo), más las anchoas de Cantabria, los trajes de Francisco Camps, “El Bigotes” y la trama “Gürtel”, y esa manía por vestir “customizados” y gratis, entre la chulería de algunos del PP, muestra que todos se “flipan” cual jovenzuelos tuneados con “piercings”, subiendo al estrado a cantar: “Si Adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar...”. . . . ¿Estamos para esas bromas? ¿Es hoy España como esa pareja a la orilla del mar?. Mientras la muchacha se recoge la falda para no mojarse con la ola que nunca llega, su pareja sólo ve pechos erguidos, pero escucha una voz que dice: ¿Qué sucede? ¿Habéis perdido el habla? Pues no. ¡Pues sí! César R. Docampo
http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2009/07/13/promesas-vacias-/ 2009-07-13T19:27:34Z
César latabernadelosmares@yahoo.es

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