"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 15 de septiembre de 2014

¿POR QUÉ SE "apiolan" FETOS DE 22 SEMANAS? (78)
¿POR QUÉ HAY MADRES QUE MUEREN ANTES DE SERLO?
Estos días están siendo noticia la clínica Isadora de Madrid, los Servicios de Protección de la Naturaleza (SEPRONA), algún juez, algún magistrado, y un tanatorio de Alcobendas, a causa de unos fetos conservados en formol antes de ser incinerados camino de un apestoso muladar.
No deseo entrar en los derechos de cualquier mujer para (en los casos que contemplan la ley natural y demás leyes) poder abortar. Pero me pregunto: ¿Por qué tienen que darse algunas situaciones tan traumáticas? ¿Quién es el responsable primero y último? ¿No será, acaso, este sanedrín llamado sociedad?
Les cuento un hecho histórico y real. Aconteció hace bastantes años en un hospital, no diré dónde:
Una noche llegó una joven acompañada de su novio. Era una chica menuda y bonita, de unos dieciocho años, y él era delgado y moreno, y tenía tipo de nadador.
Por la manera de cogerse del brazo, se veía a la legua que estaban enamorados. También era evidente que no estaban casados y que se hallaban en apuros. Por último, la chica se explicó:
Había quedado embarazada y, entonces, para librarse del feto, se había introducido un instrumento en el útero. Esto había perforado la matriz, y ahora sangraba por dentro.
Tuvieron que ingresarla. Lo hicieron y le abrieron el abdomen. Tenía el útero destrozado, sabe Dios qué clase de punzón o de cuchara había utilizado, y cuál era su estado de ánimo al hacerlo…, de manera que tuvieron que extirparle el útero por completo. Pero algo anduvo mal. La chica se puso azul y murió en la mesa de operaciones. Después de esto, sólo pudieron coser la herida y notificárselo al chico.
Éste estaba sentado en un banco, como si esperase que le llamasen para el relevo en las 800 yardas estilo libre, y, cuando vio llegar a los médicos, sonrió débilmente, una de esas sonrisas que piden ser comprendidas. Al ver que no era así, se levantó, alarmado.
Un doctor asumió la responsabilidad de darle la noticia:
-Muchacho, tenemos malas noticias para usted.
El muchacho miró hacia el otro médico, esperando que lo desmintiese.
-Se ha ido… Nada pudimos hacer.
-Se ha ido…, ¿a dónde?
-Lo siento, lo siento mucho.
Y el pobre muchacho les miró fijamente, esforzándose en no creerlo. Y rompe a sollozar, sublemándose:
-No, no está muerta. No puede ser.
-Lo lamentamos, pero es así.
-Pero, si estaba aquí, si estaba aquí hace unos minutos…, andando sobre sus pies, aquí mismo…
Entonces se echó a llorar. Le dio vergüenza y se volvió de cara a la pared.
-Ha sido por mi culpa. Yo lo hice. ¡Dios mío, yo lo hice!
Uno de los doctores le rodeó los hombros con un brazo, pero el muchacho se mantuvo rígido y siguió hablándole a la pared:
-Ella quería tenerlo, pero yo me opuse, porque sus padres se avergonzarían de ella y… ¿qué pensarían de mí? En cambio ella lo quería tener a pesar de todo. Decía que no le importaba lo que dijese la gente; lo quería. “Es nuestro -me decía- nuestro; lo primero que hemos hecho entre los dos”. Y yo también lo quería, pero tenía miedo. Por eso le dije que no, y ella me dijo: “¿Qué puedo hacer?”. Y yo le dije: “No lo sé; hay muchas maneras; tienes que hacer algo”. Por eso lo hizo, porque yo la obligué. ¡Oh, Dios mío! Yo lo hice… Yo la maté.
-No, usted no lo hizo.
- ¿No? Entonces, ¿quién lo hizo?
Empezó a temblar. Los doctores trataron de hacerlo sentarse en el banco. Pero no quiso y se marchó, cruzando la puerta y el pasillo, volviendo sólo a la ciudad y a las viejas calles que, pocas horas antes, había recorrido de la mano de una muchacha bonita, a la que decía que todo iría bien.
Los doctores regresaron al salón de té.
- La culpa no es del muchacho -se decían-, es de la sociedad. Se amaban. Tuvieron contacto sexual. A su edad, fue un acto natural. La Naturaleza se lo exigía. Pero nosotros lo censuramos, lo encontramos vergonzoso, y por eso les impulsamos a hacerlo. Nosotros, y no el chico, hicimos que la joven abortara. Nosotros, el sanedrín de esta sociedad, entre todos la matamos. Ha sido la sociedad.
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¿Qué les parece?
César R. Docampo .¿Qu










































http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2008/04/06/-por-se-apiolan-fetos-22-semanas-78-/ 2008-04-06T17:07:10Z César latabernadelosmares@yahoo.es

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