"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 15 de septiembre de 2014

¿PODRÍA DEMOSTRARSE LA EXISTENCIA DE DIOS? (73)
Responder citando
Un cura prueba matemáticamente que Dios existe. MICHAEL HELLER, UN FILÓSOFO DE 72 AÑOS, OBTIENE EL MAYOR PREMIO ACADÉMICO DEL MUNDO Un cura y matemático polaco, que era amigo del fallecido Papa Juan Pablo II, ha recibido el premio académico mejor dotado del mundo por un estudio en el que demuestra, usando como instrumento las matemáticas, pruebas indirectas de la existencia de Dios. El filósofo se alzó con un premio de 1.069.000 euros concedido por la Fundación Templeton en Nueva York. ======================================== Esta noticia me deja asombrado, porque hasta el momento, que yo sepa, nadie ha conseguido demostrar CIENTÍFICAMENTE la existencia de Dios. Ni San Agustín con sus argumentos de tipo noológico, ni San Anselmo de Canterbury con su argumentación “a simultáneo”, ni Tomás de Aquino con las famosas Vías Tomistas, ni Descartes, ni Kant, ni Hegel, ni tampoco el camino de la inmanencia que nos propuso Maurice Blondel en su obra “L’Action”, escrita en un ambiente saturado de cientifismo positivista. Kant, frente a la pregunta sobre la posibilidad de la ciencia, en su Crítica de la Razón Pura concluye que sí son posibles como ciencias la Aritmética y la Geometría (las Matemáticas), y también la Física, pero no la Metafísica. Luego Alma, Mundo y Dios (temas a estudiar por la metafísica) no son de tratar científicamente. Sobre Dios, viene a decirnos Kant, la ciencia no sabe absolutamente nada. Dios, científicamente, quedaría relegado al mundo “noumenal” (“ignotum X”, “X incógnitum”, “lo en sí”, “lo transcendente”, etc.). Esta postura agnóstica respecto de Dios, para un pensador tan riguroso y tan religioso como era él, pues siendo luterano lo era en su dimensión más ultra o pietismo, no podía quedarse así. Y por ello, en “La Crítica de la Razón Práctica”, sitúa a Dios como un Postulado. Kant no es un “ateo”, es “agnóstico”, que no es lo mismo. Aunque hoy día, quienes quieren ser llamados “ateos”, dicen ser “agnósticos”, pues no saben lo que dicen. “Ateo” es el sin Dios; hay ateos prácticos y ateos teóricos. Ateos prácticos somos casi todos, porque vivimos como si Dios no existiera. Ateos teóricos no ha habido ninguno. Nadie ha demostrado que Dios no existe. El “agnosticismo” es otra cosa. Ser “agnóstico” es admitir la existencia de Dios, defendiendo o manteniendo que esa existencia divina es algo científicamente indemostrable. El “ateísmo teórico” –repito- jamás existió. Si hemos dicho que nadie ha demostrado científicamente la existencia, debemos afirmar también que nadie ha demostrado la no existencia de Dios. Quienes más se han acercado a ese ateísmo teórico han sido M. Heidegger, Nicolai Hartmann y Jean P.Sartre. Pero ninguno de ellos ha conseguido demostrar la no existencia de Dios, es decir: Que Dios no existe. Tampoco Federico Nietzsche es un ateo. La idea de “La muerte de Dios” en Nietzsche no significa que reniegue de Dios. Nietzsche sólo lleva a cabo una función notarial. Testifica que ha encontrado muerto a Dios en el alma de su tiempo, con la consiguiente desvalorización de la Religión y la moral. A propósito de su obra “Ecce Homo”, se conserva una carta en la que Nietzsche le escribe a un amigo: “Me he descrito a mí mismo con un cinismo que hará época. El libro se llama “Ecce Homo”, y es un ataque sin miramiento alguno al Crucificado; acabo la obra con rayos y truenos contra todo cristiano e inficcionado de cristiano, que dejarán sin habla ni oído al que lo lea”. Estas palabras de Nietzsche necesitan ser leídas en su peculiar contexto: El Ateísmo (¿?) del siglo XIX. Con la Revolución Francesa surge un ateísmo de signo político. El Rey, padre del pueblo y representante de Dios (monarquía absoluta), ya no tenía nada que hacer en una República en la que todos los hombres eran iguales, viviendo una fraternidad sin Padre. “Dios ha muerto” era la consecuencia lógica de la muerte del Rey. No sé si saben ustedes que Luis XVI, Rey de Francia, llevaba un diario donde, por las noches, iba anotando los principales acontecimientos de cada día. El día en el que fue asaltada y desvastada la Bastilla, el Rey de Francia, aquella noche, escribió en su diario: “Rien” (“Nada”). Para Luis XVI no había acontecido absolutamente nada. Y, a los pocos días, fue degollado. Pero es que además, en el Romanticismo del siglo XIX, se perfilan nuevas perspectivas: El hombre ya no puede soportar sus propios límites, e intenta apoderarse de lo Absoluto. La negación de Dios es el preludio de la autodivinización del hombre. La expresión “Homo homini lupus” de T. Hobbes, es sustituida por la de “Homo homini Deus” de L. Feüerbach. El Dios trascendente de la religión cristiana, según Feüerbach, había sido un vampiro que se había alimentado de la sangre del hombre infeliz alienado. Luego había que devolver nuevamente la esencia divina a su verdadero sujeto, la Humanidad. Por otra parte, debiéramos tener en cuenta el Positivismo de Augusto Comte, quien reduce la Religión y la metafísica a fábulas propias de los comienzos o fase infantil de la humanidad. “Dios es aquello en lo cual creían nuestros antepasados cuando no sabían explicar científicamente qué eran los relámpagos”, señala A. Comte. Todas estas ideas fueron el contexto en el que surge la expresión de Nietzsche: “Dios ha muerto, ahora es preciso que viva el Superhombre”, porque, como dice en “El Crepúsculo de los Ídolos”, “la vida acaba donde comienza el Reino de Dios”. . . . Alguno de ustedes dirá: Y todo esto ¿a qué viene? Pues viene… a que hoy hemos leído la noticia en la que se afirma que un cura y matemático polaco (Michael Heller) ha recibido el mayor premio académico del mundo por un estudio en el que demuestra matemáticamente la existencia de Dios. Un millón sesenta y nueve mil euros, premio concedido por la Fundación Templeton de N.York. Así de claro. ¿Sabían ustedes que la Ciencia no es, es que tiene que ser atea? Digo, la ciencia; no los científicos. La Ciencia tan sólo mide, pesa, observa y axiomatiza lo tangible, lo fenoménico, lo observable mediante los sentidos. Es así que Dios no es nada de eso; Dios es realidad ultrafenoménica; a Dios no se le puede colocar en una balanza de pesas; a Dios no se le puede medir, o ver con microscópico, ni tocar ni palpar…; luego Dios no es objeto de la Ciencia. Y por ello la Ciencia es, no atea, sino agnóstica. Dios no puede ser objeto de estudio para la ciencia. Dios es, para la Filosofía el objeto de una conclusión de la Metafísica General. Sólo la Metafísica (según algunos) podría demostrar la existencia de Dios, en base a tres elementos indispensables para llegar a esa demostración, que resultaría muy prolijo exponer aquí. La matemática es un sistema formal puro, intuitiva y abstractamente axiomático, no es una ciencia empírica, un saber sobre la Realidad. Luego ese premio de la Fundación Templeton es un “Bluff”. Un camelo. César R. Docampo

http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2008/03/14/-podria-demostrarse-existencia-dios-72-/
2008-03-14T21:09:16Z
César latabernadelosmares@yahoo.es

No hay comentarios:

Publicar un comentario