"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

domingo, 14 de septiembre de 2014

  ¡ J E S U C R I S T O ! ¿Quién eres Tú? (25) EN ESTOS MOMENTOS, en el edificio de Bellas Artes de Madrid se está presentando la última obra del Papa Benedicto XVI sobre la figura de Jesús. En la tribuna, el Nuncio de Su Santidad, los cardenales Rouco Varela y Antonio Cañizares, así como el profesor Marina. Puedo estimar que el personaje histórico sobre el que han de hablar es Jesús de Nazaret. Mi comentario al tema, lo voy a desclavar de mi novela “LOS VALLES DEL AMANECER”, donde casi al final, el personaje-eje de la novela, el Soñador, después de comulgar es llevado en angarillas al quirófano donde ha de morir. Ése es el momento en el que El Soñador, interroga preguntando: “¡Jesucristo! ¿Tú quién eres?”: . . . Diciendo: "¡Señor Jesucristo!: Dicen que naciste en Belem un día como hoy y os fuisteis a vivir a Nazareth, un pueblecito de cabañas y cuevas abiertas en las rocas. Y que después fuiste el Mesías. No un Rey como David o Salomón, ni mucho menos el teócrata Ciro. Dicen que eras el "Hijo del Hombre", revestido de humana apariencia y encargado de juzgar al mundo. Dicen que concebías la Tierra dividida en reinos en constante lucha; que ignorabas la "Pax Romana", tampoco sabías bien lo que era un Imperio y que sólo llegaste al nombre de César. También dicen que creías en Belcebú y en su reino de las tinieblas; que fuiste rebelde frente a la autoridad, escapando de los caminos trillados, y que acosabas a punta de lanza a hipócritas y vanidosos. También se dice que no tuviste visiones ni alucinaciones como Teresa de Jesús o Mahoma; que Dios no te hablaba como algo ajeno a Él: que estabas en Él, sentías en Él y te creías su hijo, aunque nunca enunciaste la sacrílega idea de que eras Dios. Y se dice que tu joven voz de carpintero era dulce; tu encanto, irresistible; y que fascinabas porque te encontraban desconocido. Dicen que el Paraíso se hubiera realizado en la Tierra si los hombres hubiéramos cumplido tus consejos: "Ama a tu enemigo", "Es mejor dar que recibir", "Si tu ojo te escandaliza, arráncatelo". . . . Pero hay otros, ¡Señor Jesucristo!, que dicen que no fue así: Dicen éstos que tu nombre era el de Juda bar Juda II, apodado "Bar Abbas" (hijo del Padre) y "Ieushua" (Salvador), hijo de Juda bar Juda I (Juda el Galileo) y de Salomé (la Gamalena). Dicen éstos que tu padre era tío de tu madre, y ambos descendientes de David (Rey de Israel) por la rama de Nathan, que no reinó. Afirman éstos que llevabas barba y los cabellos largos de "nazir"; y que perteneciste a la cofradía de los esenios; y que, en tus prédicas, no hacías otra cosa que repetir lo que dijera Buda (el Mesías indio) seiscientos años antes. Que sí, que te crucificaron, pero que no resucitaste, sino que tu valerosa madre ayudada por tu hermano Simón, José de Arimatea (el sepulturero) y demás familiares, llevó secretamente tu cuerpo flagelado a Macheron (muy cerca de Jerusalem) y lo enterraron en una de aquellas sepulturas; que la religión cristiana ganó terreno gracias a las persecuciones; que el ambicioso Constantino se apoyó en ella, después de vencer a Majencio en el puente Milvio, enarbolando un estandarte en forma de cruz. Y dicen que fue Pablo, un genial visionario, quien llevó fuera de Palestina (hasta Roma), el sueño grandioso del delirio de su fiebre; y que, por crecer en Roma, capital del mundo occidental, tu Iglesia se hace llamar un día: "Una, Catòlica, Apostólica y Romana". . . . Y también hay quien dice, señor Jesucristo, que no fuiste célibe, sino que te casaste con María Magdalena en la Boda de Caná de Galilea, y que depositaste tu simiente en su cuerpo, de forma que María Magdalena (embarazada de Ti) fue el Santo Grial, la portadora de la “Sangra-al”, la “Sangre-Real” de su esposo crucificado. Y añaden (quienes esto dicen) que así dio comienzo una aventura asombrosa: la herejía del Grial, la Iglesia del Grial, condenadas a la clandestinidad para escapar de las furias de la Inquisición. Y dicen, señor Jesucristo, que la historia de vuestra hija es la historia de los Reyes Merovingios, de los Cátaros, de los Templarios y de las leyendas provenzales. Ya lo ves, señor. Estoy hecho un lío. Gracias, de todas formas, por venir a estar a mi lado. En la esperanza de verte en breve, hasta pronto, ¡Señor Jesucristo!". . . . César R. Docampo http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2007/09/26/-j-e-s-u-c-r-i-s-t-o-quien-eres-tu-25-/ 2007-09-26T16:20:26Z

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