"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

martes, 23 de septiembre de 2014

¿ES DIOS IMPOTENTE FRENTE AL MAL EN ESTE MUNDO?


¿ES DIOS IMPOTENTE FRENTE AL MAL EN ESTE MUNDO?
A LA VISTA DE CÓMO ESTÁN LAS COSAS EN NUESTRO PLANETA…
Uno se pregunta:
¿Y Dios…? ¿Qué hace, dónde se encuentra ese Dios OMNISCIENTE (que lo ve todo, lo sabe todo), y OMNIPOTENTE (que lo puede todo); que todo lo prevé y provee de tal forma que no se nos cae ni siquiera un cabello sin su consentimiento, eso nos decían en las clases de Teodicea…; Un Dios “Padre nuestro" (nos aconsejaba Jesús -su Hijo- que así le llamáramos), ¿cómo es que permite y consiente tanto dolor y tanto sufrimiento, tanta guerra fratricida y tantos holocaustos, tantas miserias y crueldades, donde Dios mismo se nos degrada en cuanto Creador de un mundo a la deriva?
¿Estamos ante una “metamorfosis” de Dios?
… … …
Para comenzar, diré que el “Más allá” de Dios no es el más allá de nuestra posibilidad de conocimiento. La trascendencia gnoseológica no tiene ninguna relación con la trascendencia de Dios. Dios (pienso yo) es el Más allá que se encuentra en el centro de nuestras vidas. Nada más. Yo, en cambio, no siento su Amor, ni sus Desvelos, ni la más leve Caricia en mi piel o en mis entrañas.
Y de este modo…,
Para mí, el otro mundo no es lo infinitamente lejano, sino lo más cercano, en cuanto a su ausencia. De allí nos trajeron y allí hemos de volver. Y las aparentes autoridades religiosas debieran respetar nuestra autonomía personal. Nada de adhesiones ciegas a proposiciones de fe emanadas, no de Dios, sino de una supuesta autoridad eclesiástica que pretende ser absoluta, cuando no divina, hablándonos de Dios como si Le conocieran con toda vivacidad, como si comiesen con Él todos los días.
Y entonces, yo supongo lo siguiente:
Conocemos muchas fábulas y leyendas, tanto paganas como cristianas. En todas ellas subyace o se esconde una idea más profunda:
La “METAMORFOSIS” de un Dios, objetivada en la representación mítica, en la transformación de la Divinidad que (disfrazada y no reconocida), de vez en cuando nos visita a los mortales.
Y, según la manera en la que recibimos a Dios, así será nuestro destino en el futuro.
Un ejemplo.
Para mí, la más impresionante descripción sobre las “metamorfosis de Dios” se encuentra en el Nuevo Testamento, precisamente en el cuadro que Jesús traza del juicio universal (Mateo 25, 31- 46).
A saber…
Al final de los siglos, el Juez del mundo ha de reunirnos a todos delante de su trono; unos a su derecha y otros a su izquierda. A los que estén a su derecha, les dirá: “Porque tuve hambre y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregriné, y me acogisteis…”. Y cuando los interpelados preguntan “¿Cuándo hemos hecho todo esto?”, el Señor responde: “¡Lo que hicisteis a uno de mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis!”.
A continuación se oirán las palabras del Juez del mundo dirigiéndose a los que están a su izquierda: “Pasé hambre y no me disteis de comer; tuve sed y no me disteis de beber…”. Y si ellos le preguntasen: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento y no te servimos?”, entonces escucharán la respuesta: “¡Lo que no hicisteis con uno de mis hermanos más pequeños, eso taampoco hicisteis conmigo! ¡Apartaos de Mí, malditos!”.
Este cuadro contiene ciertamente la doble, pero inseparable enseñanza de las “Metamorfosis” de Dios y de la presencia de la eternidad en el tiempo.
La comprensión del anterior relato debiera llevarnos a una comprensión concreta de la solidaridad humana.
Porque el hombre en cuanto hombre…,
El hombre en “su-ser-hombre-con-los-otros-hombres”, implica a Dios. Y he aquí el significado de la solidaridad humana. El hombre tan sólo se comportará como hombre, cuando esté dispuesto a aceptar a los demás.
Mientras esto no acontezca (pienso yo), andaremos errantes como a través de una Nada infinita. Errantes porque nos pierde la codicia.
Según el mito de Protágoras, referido en el diálogo de Platón, Zeus (valiéndose de Hermes) envía a la tierra el respeto mutuo y la justicia con el fin de que sea posible entre los hombres la vida política en común.
... ... ... Sobre la existencia del Mal en el mundo y el silencio de Dios, les ofrezco el texto que se atribuye al Albert Einstein.
Escuchen primero "LOS SONIDOS DEL SILENCIO". Después pueden leer ¿EXISTE EL MAL?, con las presuntas alegaciones del entonces niño Albert Einstein.
César R.Docampo














































http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2012/09/01/-es-dios-impotente-frente-al-mal-este-mundo-/ 2012-09-01T05:54:34Z César latabernadelosmares@yahoo.es

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