"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

martes, 23 de septiembre de 2014

OSAMA BEN LADEN, EL SR. BUSH Y LA CÍA.


"OSAMA BEN LADEN, EL señor BUSH Y LA CÍA" Títular, éste, que retomo casi seis años después. Un martes, 25 de Septiembre de 2007, en este mismo palenque, escribía yo lo que sigue: - ¿OSAMA BEN LADEN LE PREPARA LOS DISCURSOS A LA C.I.A.? - ¿ACONSEJÓ AL Sr. Bush LA GUERRA CONTRA IRAK? DESPUÉS DEL ATENTADO contra las Torres Gemelas, está claro que el equipo de asesores en el salón oval de la Casa Blanca no supo utilizar la razón. No me refiero a la razón abstracta, sino a la razón histórica, enraizada en la vida. Otras tantas guerras, pero sobre todo la experiencia de Viet Nam, debieran haberles advertido que no valen soluciones que supongan más destrucción, más cadáveres, más odio. En estos casos -pienso yo- la razón tiene que allanarse, plegarse a la historia y convertirse en razón narrativa. Me explico: Para idear lo que debemos hacer, conviene asomarse a la narración sobre cómo lo hicimos antes y qué tal nos fue. Si la intelectualidad norteamericana se había nutrido en las ideas del pragmatismo (S. Peirce, Dewey y William James), y además disponía del mejor armamento del mundo (misiles, portaviones, maquinaria bélica de última generación, lo más sofisticado para destruir cuanto se le ponga por delante), había que andarse con más cuidado. Porque, con ese potencial armamentístico y ese repertorio ideológico es muy fácil creer que nuestras ideas están sólo para aniquilar a otras ideas, y así extinguir todas las quejas y todas las revueltas del mundo a cañonazos. Como así fue. La venganza cuajó en forma de reacción desproporcionada, inhumana y torpe. Pareciera como que, en el equipo de Condoleezza Rice y Colin Powell que entonces era el Secretario de Estado, les hubiera aconsejado el mismo Ben Laden. Está claro que en aquellos momentos, tanto a los intereses del Islam como a la estrategia de Osama Ben Laden les convenía que, cuanto peor, mejor. Y así fue. ¿Por qué? Porque el presidente Sr. Bush y todo su equipo no acertaron a instalarse en la realidad. Yo comprendo que muchas veces no es fácil situarse en la Realidad. Sobre todo cuando ese ámbito de la Realidad (como fue el caso) es una isla rodeada de tinieblas. Y, cuando las amenazas de Osama ben Laden se habían cumplido arrasando las Torres Gemelas y dejando tres mil cadáveres a las puertas de la Casa Banca, el gobierno americano respondió con lo único que mejor sabía hacer: ¡La guerra! “War” era una canción de Bruce Springsteen, seguida por aquella otra de Joan Baez: “Were have all the flowers gone”. En ambas se conjuga lo absurdo y lo irremediable. . . . Y el caso fue que... Los EE.UU. de "América, América", al margen de la ONU se lanzaron a la aventura, secundados por Blair, Aznar y Berlusconi, más algunos otros como Polonia, Salvador y Nicaragua. El mundo se nos había vuelto maniqueo, dividido como en aquellas películas del Far-West en: Los buenos y los malos. Sin pretensión alguna de originalidad, recordando tan sólo aquellas ideas y argumentos que por entonces se blandieron, diremos que: Para unos, aquella guerra era necesaria como respuesta merecida. Si el Terrorismo pretendía apoderarse del mundo, el mundo estaba en su derecho a defenderse contra el terrorismo. Defenderse atacando, sin más contemplaciones, primero en Afganistán donde los talibanes daban cobijo a Ben Laden bajo el laberinto de los montes. Y después, también contra Irak en cuanto que el Sr. Sadam Hussein contribuía a sostener el terrorismo islamista con las ganancias del petróleo. Los cálculos previos a la invasión imaginaron que la guerra sería corta y las pérdidas humanas escasas; que en poco tiempo se les sumaría el ferviente deseo de la población iraquí para ver llegar a sus salvadores. En vez de guerra, suponían una invasión en forma de paseo militar, casi un desfile bajo los aplausos de las gentes enfervorizadas. Sólo así se explica aquella foto que dio la vuelta al mundo y en la que se veía a Bush y Aznar con los sombreros ladeados y las piernas encima de una mesa. En el platillo al otro lado del fiel de la balanza, situáronse quienes se oponían a la invasión, afirmando: 1) Que acontecería otro Viet Nam. 2) Que a los capitalistas invasores sólo les guiaba la esperanza de conseguir ingentes ingresos económicos para sus empresas, confiando en apoderarse y explotar los recursos petrolíferos de una de las reservas más grandes del mundo. 3) Que a las seis potencias asociadas internacionalmente en la aventura bélica les movía, además, el ansia de participar en el denominado “plan de reconstrucción” de Irak. 4) Luego lo único que alentaba a la invasión, no era acabar con el terrorismo, sino enriquecerse. El final es de sobra conocido. Ni la operación fue tan rápida como se había imaginado, ni los irakíes recibieron a nadie con los brazos abiertos. Las tropas invasoras nunca se sintieron ni cómodas ni protegidas. Además de las bajas en combate, fueron muchos los soldados americanos que se suicidaron. Aquella guerra relámpago imaginada sobre los papeles se fue convirtiendo en un arenal inmenso donde aún sigue chorreando sangre. Y el film de F. Ford Coppola, “Apocalipsis now”, tristemente, vuelve a estar de actualidad. Todo aconteció como si Osama Ben Laden estuviese en nómina asesorando al Sr. Bush. . . . No es el momento para hablar de los costes bélicos. No tengo los datos sobre los costes en vidas, muchísimas, ni sobre el número inmenso de heridos, mutilados e inválidos. Y sobre todo, las vidas de los miles de niños y personas civiles irakíes que no se habían ofrecido para ir a ninguna guerra. Por cada militar muerto -se dice-, han muerto entre 13 a 15 civiles. Antiguamente las batallas se realizaban en el campo donde la contienda era de tú a tú, yendo al frente los generales. Ahora no. Ahora es al revés: “Para no morir en una guerra, lo mejor es ser militar; de alta graduación, a poder ser”. Pero el caso es que el Islam nos sigue amenazando. ¿Y entonces qué? ... ... ... Hasta aquí aquellas reflexiones mías, un martes, 25 de Septiembre de 2007. Hoy, casi seis años después... La canción de Nino Bravo "América, América" suscita en mi mente aquel antiguo adagio que dice: "Haz la paz en tu mente y compártela con los demás". Porque..., mentes en paz harían un mundo en paz. Y un mundo en paz, sería un mundo más feliz. En la seguridad de que Osama Ben Laden yace bajo el fondo de los mares, y, sin embargo está viva Al Qaeda con sus "guerras santas", ¿qué debiéramos hacer? ... ... ... Continuará. César R. Docampo http://lacomunidad.elpais.com/latabernadelosmares/2013/04/20/-osama-ben-laden-senor-bush-y-cia-/ 2013-04-20T21:13:46Z César latabernadelosmares@yahoo.es

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