VUELVE LA MODA DE LLEVAR LOS PANTALONES SUPERROTOS.
Por lo cual, permítanme plantear el problema de DIOS desde la Filosofía actual. Dado que el problema sobre Dios no es un problema trasnochado o envejecido.
Dios está intensamente presente en el pensamiento actual. Es evidente que han envejecido algunos planteamientos del problema, pero el problema sigue vigente, más vigente (quizás) que en épocas de mucha elevación metafísica. Y es posible que el problema sobre Dios haya perdido racionalidad, ganando en profundidad.
A través de la historia de la Filosofía, cada época se caracteriza por la presencia de un determinado problema, o por un determinado elenco de problemas. En la Filosofía Griega es el problema de Lo Uno y Lo múltiple. Problema que hoy día se sigue arrastrando, más por fidelidad a una tradición a la que nos sentimos deudores, que por vigencia. Y, supuesto que en Plotino el problema sigue siendo el mismo, pasaríamos al pensamiento MEDIEVAL, donde el problema central de las tres escolásticas, islámica, judía y cristiana, es el de las relaciones entre La Fe y la Razón.
En la Filosofía Árabe, la figura cumbre fue Avicena: en la Judía, Maimónides, y, en el Cristianismo, la Escolástica. En la época moderna, desde el Renacimiento hasta Kant, prevalece el problema del CONOCIMIENTO, el problema de la relaciones entre Conocimiento y Realidad. Y, en la filosofía actual, acaso con la excepción del Neopositivismo anglosajón, surge una filosofía de los antagonismos Psicológicos, Antropológicos y Teológicos. Entre TIEMPO y ETERNIDAD, las preferencias se las lleva el TIEMPO. Entre CONTINGENCIA Y NECESIDAD, lo perecedero se lleva las preferencias. En cuanto a CIRCUNSTANCIA Y TRASCENDENCIA, el estudio se centra en las circunstancias, con apertura mayor o menor a la trascendencia. Entre mi YO y lo Absoluto, surge el Espiritualismo, pasando de una Filosofía de sistemas a una Filosofía de situaciones. De modo que la Filosofía actual carece de ese Espíritu de Sistema. Y, desde aquí, en la Filosofía de nuestros días, asistimos al paso desde el subjetivismo filosófico a una Filosofía de la Subjetividad. Por ejemplo:
Hemos pasado de considerar al Cristianismo como una actitud de autenticidad y compromiso (de valentía), a considerar al Cristianismo como una Religión de comodidad. El hombre cristiano descarga su responsabilidad sobre Dios. El Dios de la Revelación asume la mayoría de las responsabilidades y el hombre se convierte en un inauténtico, porque el hombre auténtico es el que asume todas las responsabilidades.
César R. César Rodríguez Docampo
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