SEXO: LA LIBERACIÓN -- INSATISFECHA.
Continuará. César R. Docampo.
Hubo un tiempo en que lo sexual parecía apenas tolerado. Se
proclamaba qué cantidad de tabúes asolaban esta vital zona humana
y, por tanto, lo que buscaba mucha gente era liberar sexualmente a
sus congéneres y especialmente a la juventud.
Poco a poco (década setenta - ochenta), la sociedad se fue liberando, haciéndose más abierta y tolerante. Con el cambio de sistema político, llegó la liberación sexual. Veinte o treinta años después se consolidaron algunos avances, pero aún permanecen dudas y dificultades. El tema está aún lejos de darse por equilibrado y la solución no está en volver al pasado.
Poco a poco (década setenta - ochenta), la sociedad se fue liberando, haciéndose más abierta y tolerante. Con el cambio de sistema político, llegó la liberación sexual. Veinte o treinta años después se consolidaron algunos avances, pero aún permanecen dudas y dificultades. El tema está aún lejos de darse por equilibrado y la solución no está en volver al pasado.
Hoy se mezclan muchas cosas, tales como el culto al cuerpo,
erotización del clima social, privatización de lo referido a la
sexualidad, ruptura de relación entre sexo y amor, y hedonismo,
coloreándolo todo.
Se da un cierto culto al cuerpo porque se lo considera cada vez
más como parte esencial de la persona humana. La dicotomía
cuerpo-alma ponía al primero (parte animal) bajo la segunda (parte
espiritual). Hoy, esa diferencia, un tanto aristotélico-platónica,
va perdiendo vigencia o, al menos, no es hegemónica. El cuerpo forma
parte de la identidad de cada persona. Al limitarla, la
individualiza, y pasa a ser un valor propio. No se considera ya como
un mero accidente. Al constituirse en valor de la persona humana,
ésta procura defender los derechos de su propio cuerpo y amparar su
pleno funcionamiento. Ahí se basan una serie de argumentos para
rechazar la tortura en cualquiera de sus manifestaciones,
posicionarse contra la pena de muerte, evitar la explotación de los
cuerpos o su degradación, luchar contra la mercantilización de
órganos humanos, procurar no sólo la salud sino también mantener
en forma el propio cuerpo, y, en la misma línea, defender una
sexualidad plena.
Al mismo tiempo, en nuestras sociedades, se tiende a sobrevalorar
el cuerpo, lo que conduce a una permisividad excesiva y blanda. Así
se procura gozar del sexo sin reparar en el amor: Se compra la
libertad sexual de algunas personas, en muchos casos jóvenes, para
atraparlas en redes de prostitución. Se reduce el cuerpo a mero
reclamo publicitario, se manipulan las imágenes en una pornografía
corrupta. Se aumentan las excitaciones para obtener más y más
placer y, así, se acaba casi embotando la sensibilidad y cansando la
imaginación.
Algunos escritores, en esa sobrevaloración del cuerpo, acaban
considerándolo como una fuente incluso de VERDAD, afirmando: "Lo
que pide el cuerpo es verdad; no lo traiciones nunca.
Continuará. César R. Docampo.
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