"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 10 de abril de 2017

MAGIA Y CIENCIA:

MAGIA Y CIENCIA:


Hemos tenido que hacer una digresión sobre la mitología, puesto que hallamos que el mito es engendrado por el éxito real o imaginario de la brujería. Pero, ¿qué ocurre con los fracasos? A pesar de todo la fuerza que la magia extrae de la creencia espontánea y el ritual espontáneo del deseo intenso o la emoción frustrada, a pesar de todo la fuerza que le otorga el prestigio personal, el poder y el éxito sociales, comunes en el mago y el ejecutor, aun así se producen fracasos y derrumbes, y subestimaríamos mucho la inteligencia, la lógica y la captación de la experiencia del salvaje si supusiéramos que no los percibe, y es incapaz de explicarlos.
En primer lugar, la magia exige condiciones estrictas: el recuerdo exacto de un conjuro, la ejecución impecable del rito, la adhesión inflexible a los tabúes y las observancias que atan al mago. Si se descuida cualquiera de esos elementos, el resultado es el fracaso de la magia. Además, aunque ésta se realice de la manera más perfecta, también es posible anular sus efectos: pues para toda magia puede existir también una contra-magia. Si la magia, como lo hemos mostrado, se origina en la unión del firme deseo de un hombre con el capricho errático del azar, entonces todo deseo, positivo o negativo, puede -o mejor, debe- tener su magia. En todas sus ambiciones sociales y terrenales, en todos sus esfuerzos por apresar la buena suerte y atrapar un destino propicio, el hombre se mueve en una atmósfera de rivalidad, de envidia, de despecho. Pues la suerte, las posesiones, y hasta la salud, son cuestiones de grado y comparación, y si su vecino posee más ganado, más esposas, mejor salud y mayor poder, el individuo se siente empequeñecido en todo lo que posee y en todo lo que es.
Y la naturaleza humana es tal que el deseo de un hombre resulta tan satisfecho por la frustración de los deseos ajenos como por el logro del propio. A este juego sociológico de deseo y contra-deseo, de ambición y despecho, de éxito y envidia, corresponde el juego de la magia y la contra-magia, o la magia blanca y la magia negra.


César R. Docampo

No hay comentarios:

Publicar un comentario