"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

lunes, 10 de abril de 2017

HACIA UNA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA.

HACIA UNA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA.


Nos sorprende que aquello en en Francia ha dado en llamarse "Existencialismo", se remita a la fenomenología, por cuanto ésta era en su origen una filosofía de las esencias que se constituía poniendo entre paréntesis todo dato de hecho, y por lo tanto toda posición de existencia.
Laa reducción fenomenológica evidenció la intencionalidad de la conciencia por la que todo objeto del mundo, real o ideal, remitía a la capa o estracto primitivo de la vivencia. Así, las esencias, lejos de constituir un mundo separado, no eran sino la explicitación en "en el campo de la idealidad" de ese hecho masivo y primordial que es el "ser en el mundo": "Lejos de ser, como ha creído alguien, escribe Merleau-Ponty", la fórmula de una filosofía existencial: El "In-der-Welt- Sein" de Heidegger no aparece sino sobre el fondo de la reducción fenomenológica.
Inspirándose en Heidegger, Merleau-Ponty nos dice que aquello que la reducción pone en evidencia, y que traduciremos nosotros como "existencia", dada la imposibilidad de expresarlo de otro modo, es ese "ser en el mundo" o "ser en situación" en función del cual el sujeto nunca es puro sujeto, ni el mundo puro objeto.
Yo soy un campo, yo soy una experiencia. Un día, y una vez por todas, ha sido puesto en marcha algo que, incluso durante el sueño, no puede ya dejar de ver o de no ver, de sentir o de no sentir, de sufrir o de ser dichoso, de pensar o de descansar. En una palabra, de "explicarse con el mundo".
Pero, ¿no podemos llamar "existencia" a una certeza más luminosa, aunque también indefinible, cuya captación en plena claridad sería de algún modo "estética",, es decir, independiente de toda formulación conceptual? Al parecer, una tal evidencia sin esencia es lo que realmente pretende alcanzar Sartre prolongando y radicalizando la reducción fenomenológica de Husserl.


CRD.

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