"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".
EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.
martes, 25 de abril de 2017
lunes, 24 de abril de 2017
LA SEXUALIDAD BAJO EL CRISTIANISMO: DE SAN PABLO A LA PASTORAL POSTRIDENTINA.
Al ritmo que se agravaba la crisis del Imperio Romano, se fueron desarrollando, en su seno, una serie de religiones que aspiraban a traspasar sus inciertos "límites" y a convertirse en creencias de validez universal, gracias a la canalización de ese sentimiento de debilidad que generalizó el Estoicismo. Entre ellas, fue el Cristianismo el que acabó por imponerse sobre el resto.
Una de las primeras regulaciones que de la actividad sexual realizaron los cristianos, se debe a San Pablo, en la ordenación que efectuó de los pecados en la primera Epístola a los Coríntios, entre los cometidos contra el propio cuerpo, encontramos los denominados delitos contra la carne o, mejor aún, contra la virtud de la castidad. Pueden ser de cuatro tipos: "Pornoi" (fornicarii, en latín), que hace referencia al mantenimiento de las relaciones sexuales fuera del matrimonio, especialmente en los lupanares (fornix) con prostitutas. La adulteratio o seducción de la mujer de otro; la "Malakoi" o "Mollitia", que se entendía como la pasividad en el acto amoroso, aunque acabó designando lo que actualmente entendemos por masturbación. Y los masculorum concubitores o relaciones homosexuales masculinas.
Esta primera codificación de todos los actos referidos al sexo, que desde entonces se incluyeron bajo la denominación común de "concupiscencia", supuso una absoluta novedad con respecto al mundo greco-romano. Desde entonces se opuso el sexo a la virtud de la virginidad y a la castidad, siendo calificado de malo y pecaminoso. A partir del texto de San Pablo, comenzó en Oriente y Occidente el "combate por la castidad", y la exaltación de la virginidad.
La Cristiandad llegó a dividirse en dos grupos opuestos: Los partidarios del matrimonio como institución legitima para alcanzar la virtud de la castidad, con San Agustín a la cabeza, que entendía el vínculo conyugal como mal menor ("es mejor casarse que quemarse" dice San Pablo). Frente a ellos, algunos padres de la Iglesia, como S, Jerónimo, propusieron la negación de cualquier acto relacionado con la generación y propugnaron la renuncia de sí y del mundo. El movimiento ascético que se desarrolló en Oriente (Egipto y Siria), entre los siglos III y IV de nuestra era, debe considerarse como una profundización y puesta en práctica de las ideas de esta segunda corriente. Los hombres ebrios de Dios, los "atletas del desierto", los "campeones de la renuncia", constituyeron un peculiar grupo de héroes del abandono entre quienes sobresalen San Antonio Abad y San Pacomio como anacoretas; los estilitas Simeón el Viejo y el Joven, los ramoneadores, estacionarios y otros como Santa María Egipciaca, San Alepo y San Talelo.
Con el hundimiento del Imperio Romano y la aparición de los reinos bárbaros en el Occidente europeo, el influjo de la Iglesia se fue haciendo cada vez mayor, hasta que la conquista de la Hispania visigoda por los árabes, la configuración de la Europa Central y Nórdica, y las constantes invasiones de eslavos y normandos, fragmentaron, en un mosaico de pequeños y variados poderes, la Europa de la Alta Edad Media.
En este mundo dividido y cambiante, encontramos las mismas corrientes del pensamiento sexual que se fraguaron a partir del siglo II en el Imperio Romano. De una parte, el monacato occidental, inspirado en el de oriente, y en lo referente al tema de la virginidad, en la obra de Evagrio de Ponto, que sirvió de base a Juan Casiano para la redacción del capítulo VI de sus instituciones; en ellas se especifican los ocho combates contra la fornicación, la inmunditia y la libido que debe sostener el monje, mediante el análisis pormenorizado de su propio pensamiento, para eliminar, paso a paso, la polución, incluso la involuntaria tenida en sueños, y así alcanzar la santidad y su valor y su olor particular, referente al tema de la virginidad.
De otra parte, la institución matrimonial, a lo largo de toda la Alta Edad Media, coexistieron dos tipos de alianza o compromiso conyugal. El matrimonio real, muy frecuente entre la nobleza carolingia, consistía en un acto privado mediante el cual una faqmilia entregaba su hija a un noble a cambio de una dote (donatio puellae). Se consumaba en el lecho conyugal deonde el padre de familia, rodeado de sus amigos, bendecía a la pareja; la unión no era indisoluble, generalmente se realizaba por intereses y la Iglesia como institución no participaba en la ceremonia; Además, el señor feudal mantenía en el castillo para su solaz y divertimento, un grupo de mujeres ilegítimas o "reserva del pacer", porque se entendía que el amor-pasión no debía estar asociado con la esposa y, según San Jerónimo, "el hombre juicioso debe amar a su mujer con prudencia, no con pasión".
A partir del siglo IX, la Iglesia intentó fijar un modelo matrimonial indiisoluble, que no llegaría a estrar listo hasta el comienzo del siglo XIII, cuando en el IV Concilio de Letrán (1215), se proclamó el caracter sacramental de esta institución y su indisolubilidad.
Durante la Edad Media parece que el número de mujeres en los castillos feudales fue muy escaso. De aquí que, a comienzos del siglo XII, se desarrollara en Occidente la retórica del Amor cortés. El bajo número de mujeres y el peligro de adulterio real, dada la promiscuidad de los castillos, hizo que la nobleza aceptara e instaurara ese código que imponía a sus seguidores un amor idealizado y una renuncia a la relación sexual adúltera que podía ensombrecer la institución del matrimonio real, alianza y vínculo gracias al cual el grupo en el poder mantenía su pureza de sangre.
César R. Docampo.
LAS NUEVAS DIMENSIONES DEL ESTADO IMPERIAL.
Si la dimensión de la polis, como estructura de poder, engendró y desarrolló la figura del héroe, individuo capaz de situarse en el vórtice eel juego de las relaciones de poder mediante la práctica del autocontrol de sí, tan pronto como el marco de la polis se sobredimensionó en el Imperio de Alejandro, la utopía del ser semidivino y superdotado, del joven áristoi, vencedor de las Olimpíadas, se hundió con la misma rapidez que el imperio se fragmentaba en un mosaico de Estados enfrentados entre sí. Los antiguos ideales de la nobleza, y en particular la sofrosine como virtud que denotaba la ética de la moderación, fueron replanteados por la filosofía estoica durante el período helenístico, hasta acabar incrustándose en el corazón del Imperio Romano.
Las nuevas dimensiones del Estado imperial con su desmesura, hicieron dudar al héroe de su propia capacidad, y la filosofía estoica fue socavando poco a poco, durante los dos primeros siglos de nuestra era, el compacto ideal de la antigua aristocracia griega; se generalizó la duda sobre el propio poder del individuo, que se fue empequeñeciendo frente a la inmensidad del Imperio, hasta que apareció "la inquietud de sí". Ya no preocupaba tanto alcanzar el dominio sobre uno para hacerse con el poder en la colectividad, sino que las tintas se cargaban sobre la fragilidad del propio individuo, la perqueñez del hombre y su debilidad ante los diferentes males que podían destruirle; así comenzaron a desarrollarse prácticas de autocontrol, austeridad y moderación sexual. Sin embargo, aún no se entendía el sexo como algo pecaminoso, sino que, en torno a él y bordeándole, se localizaban enfermedades y males que podían ser fatales para el ser frágil de los estoicos.
Para reguardarse de esas asechanzas, el sabio debía regular su sexo, controlando su potencia y preocupándose, cada vez más, por la salud corporal, dando satisfacción a sus deseos dentro de la institución matrimonial, y absteniéndose de las relaciones homosexuales con los jóvenes, que comenzaron a entenderse como una palpable imperfección humana.
miércoles, 19 de abril de 2017
DE LA ERÓTICA PAGANA, A LA NEGACIÓN DE LA CARNE.
El ser humano se alejó del animal por medio del "interdicto", la prohibición, esa capacidad de negar y negarse determinados actos inexistentes en las bestias.
Uno de los primeros campos en que la humanidad instauró múltiple tabúes y prohibiciones fue el de la actividad sexual: casi todas las mitologías, y muy especialmente la griega, tan pronto como constituyeron un panteón antropomórfico, elaboraron divinidades mixtas, mezcla de animal y hombre, o bien admitieron mutaciones y metamorfósis de dioses en animales para corporeizar simbólicamente el desenfreno sexual o la pasión amorosa desmesurada. De ello son ejemplos Centauros, Sirenas, Lamias, Tritones o las numerosas metamorfosis que sufría cada vez que le dominaba el apetito sexual Zeus, el dios que había instaurado la Edad de la Ley, venciendo y sometiendo a su padre Cronos, en cuyos tiempos reinaba por doquier la sexualidad bestial y el canibalismo.
Con la superación del pensamiento mitológico y la aparición de la Filosofía (del mito al logos) los pensadores griegos se plantearon una y otra vez el tema de la sexualidad y pronto elaboraron un "ars erótica". Es frecuente considerar a la sociedad griega como una civilización donde la libertad fue el principio imperante en el dominio de lo sexual, quizás influenciados por el discurso que a lo largo de los siglos impuso la Iglesia sobre el paganismo, sin embargo con sólo un primer acercamiento a los textos de sus filósofos, se descubre una realidad muy diferente. A la par que se organizó la Polis, los pensadores elaboraron todo un complejo entramado de reglas y prohibiciones para la práctica de los placeres.
Como ha estudiado M. Foucault, la filosofía del siglo IV, anterior a nuestra era, estableció el principio de contención y mesura en la sexualidad: El hombre griego que aspiraba a elevarse sobre sí mismo e instaurarse en la cúspide de la estructura social de la polis, gracias a la consecución del poder, debía practicar siempre a nivel individual, la moderación y tenía que regular los embates de la "aphrodisía" (deseos y actos relacionados con la diosa Aphrodita y su culto), mediante un triple conjunto de técnicas: Una Dietética o templanza que regulaba el momento óptimo para hacer uso de la potencia sexual, con el objetivo de no agotarse físicamente ni poner en peligro la reproducción de la estirpe, y que aspiraba a lograr la continuidad de la familia en el ejercicio del poder.
Una Economía que obligaba más que a una fidelidad conyugal, a la continencia sexual al margen de la legítima esposa, para asegurar y mantener le preeminencia en la estructura jerárquica de la institución familiar. Y, finalmente la Erótica, que poco a poco, acabó por anular las relaciones homosexuales con los jóvenes, derivadas del sistema educativo característico de la cultura griega.
Platón planteó la necesidad de este triple conjunto de prácticas en el uso de los placeres para acceder a la Verdad. Sin embargo, los retóricos veían en esas técnicas los útiles inmejorables no sólo para el dominio de sí, sino para la consecución del poder en la Polis: Porque primero es necesario gobernarse a sí mismo para, luego, dirigir la comunidad.
César R. Docampo
martes, 18 de abril de 2017
LA VOZ Y EL SILENCIO EN LOS MEDIOS SONOROS.
LA VOZ Y EL SILENCIO EN LOS MEDIOS SONOROS.
LA VOZ...:
Es el instrumento con el que los humanos nos expresamos habitualmente, por lo que no es de extrañar que en un medio como el que nos ocupa, emminentemente hablado, ésta sea, como se ha comentado en más de una ocasión, la "columna vertebral" del sonido radiofónico. El profesor Balsebre advierte que ninguna de las materias primas que constituyen el lenguaje radiofónico es por sí misma fundamental para la producción, pero reconoce que la palabra es indispensable en la Radio. En este sentido, Balsebre sostiene que aquellos creadores que prescinden de la palabra en sus obras radiofónicas, rara vez consiguen un éxito comunicativo.
Ahora bien, en lo que podríamos calificar como la "oscuridad radiofónica", es materialmente imposible ver la imagen del locutor que está transmitiendo un partido de fútbol o de aquel otro que está "pinchando" el disco que más te gusta. Sin embargo, nada impide que, fruto de tu propia imaginación, puedas recrear en tu mente el rostro de quien te habla, su aspecto físico o su estado de ánimo. Es más, en el caso del partido de fútbol podrías visualizar, incluso, la velocidad a la que un jugador se dirige a la meta contraria con intención de marcar un gol. Y todo ello con sólo escuchar el sonido de su voz.
Esto es así porque, como consecuencia de la particular relación emisor/receptor que se da en la comunicación radiofónica, la voz se dota de una especial significación, ya que ésta es la única herramienta de la que dispone el locutor para transmitir es información complementaria (gestos, expresiones faciales, muecas, etc.), que siempre aparece en aquellas otras situaciones comunicativas en las que sí es posible ver su imagen, como por ejemplo, en el teatro, el cine o la televisión.
EL SILENCIO..:
En un medio sonoro por excelencia, como es la radio, hablar de silencio puede parecer, "a priori", ciertamente incongruente. Sin embargo, el silencio forma parte del lenguaje radiofónico y, al igual que los materiales hasta ahora tratados, es capaz de expresar, narrar, describir... El silencio aparece en la radio cuando se produce una ausencia total de sonido, es decir, cuando no hay voz, ni música, ni efectos sonoros, aunque su verdadero sentido sólo podrá ser captado a partir de la relación que la ausencia de sonido guarde con los elementos que la precedan o con aquellos otros que la sigan.
No obstante, la utilización del silencio es muy limitada, ya que, al no estar familiarizado con sus códigos, el oyente ha tendido a considerarlo como una información no deseada, como un fallo técnico, como un "ruido" o como una interrupción de la comunicación.
Y es que, en nuestra cultura, existe un marcado temor al silencio y, sobre todo, a aquellas situaciones en las que éste impera: varias personas en un ascensor, una casa abandonada, la sala de espera de un dentista, etc.
Volvamos al silencio en la radio, y examinemos sus posibilidades. Porque, como advierte el profesor Mariano Cebrián, catedrático de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid, este componente entra en la expresión radiofónica como un elemento más de mensaje. Supone una elección. Y en la elección se encuentra la posibilidad artística, expresiva.
Existen numerosas situaciones en las que podemos hacer uso del silencio, como por ejemplo para representar el estado emocional de una persona que decide dejar de intervenir en un diálogo; o para estimular la reflexión, cuando, ante un tema controvertido, el radiofonista realiza un silencio convidando a los oyentes a pensar sobre ello. Es más, el silencio, en ocasiones, puede ser construido con la ayuda de un sonido, como la recreación radiofónica de "un mninuto de silencio" mediante el repique de campanas.
Pero, al margen de lo comentado, desde el punto de vista de la retórica, cuando el silencio afecta a la palabra, éste, como se señala en el libro "Para entender la radio", del profesor Arturo Merayo, puede aparecer en múltiples formas o situaciones:Porque la voz es: Amistad, confianza, credibilidad, misterio, alegría, tristeza, fealdad, miedo, seguridad..., etc. La voz es, en definitiva, todo lo que el oyente pueda llegar a imaginar.
César R. Docampo.
sábado, 15 de abril de 2017
LOS PUENTES ROTOS
Un abismo divide a una generación de otra. Es cosa suficientemente sabida. Una distancia insalvable separa a los padres de los hijos, y parece que esto tampoco tiene remedio, por lo que se acepta como un problema natural. Ahora bien; `pienso que es más fácil que los padres comprendan a los hijos -porque antes de madurar fueron jóvenes- y no los hijos a los padres, ya que aquéllos nunca pasaron por la angustiosa situación que agobia a los adultos.
Es cierto que existen diferencias de ambiente (costumbres, cultura) determinadas ppor el progreso de los tiempos. Y también es cierto que ese avance, ese proceso de evolución lenta, tuvo lugar a medida que los mayores fueron creciendo en edad, y, al paso de su desarrollo, asimilaron las innovaciones y se adaptaron a los nuevos aspectos que presentaba la transformación natural que sufren las diversas épocas. Es un simple mecanismo de homeóstasis.
Los jóvenes, en cambio, nunca pasaron por esta experiencia. De donde se deduce que los adultos merecen por lo menos tanta consideración y comprensión como los jóvenes. Si la juventud es el futuro, los adultos son el presente. Y, sin presente, es imposible edificar el porvenir, porque toda construción se sustenta en sus cimientos.
Por consiguiente, es injusta la actitud de algunos jóvenes frente a los adultos cuando les califican de "viejos fósiles", de "puretas", etc. ¿Por qué? Por que se está afirmando que la juventud aboga por un mundo de más justicia, de más respeto a la persona humana, de más auténtica cultura para todos, de más diálogo. Ahora bien; el adulto es responsable y serio, mientras que, en gran parte de la juventud, no se van más que atropellos y arbitrariedades.
En todas las latitudes los jóvenes se rebelan contra las normas establecidas, contra las instituciones tradicionales, contra lo que llaman el sistema, el "stablishment". Los jóvenes afirman que todo está en crisis, y acaso no les falte razón en esta acusación general, si se incluyen -en élla- a ellos mismos. La juventud ha destruido todos los puentes: ha roto el puente que liga al pasado y da sentido de continuidad a nuestros actos; quiere derribar elpuente que une a una generación con otra y explica la superación de estapas pasadas; quiere socavar los cimientos del puente de la cultura y las costumbres que sustenta la histórica evolución de los tiempos; quiere dinamitar los puentes de la moral, de la ética y de la religión, para encontrarse ¿con qué...? No lo saben. No están contentos con nada, no les repugna su propia intimidad, y han perdido la fe en el futuro.
Ante esta situación tan ca´çotica, vale la pena preguntar: ¿Qué quieren los jóvenes? ¿Dequé se quejan? ¿Por qué protestan? ¿Cuál es el ideal que persiguen? Nadie, que yo sepa, ha dado respuesta satisfactoria a estos interrogantes. Y, para aclarar muchos conceptos equivocados, sería bueno que algunos jóvenes fijasen, en el papel, sus ideas, y concretasen, de un modo claro, su pensamiento.
El esfuerzo y el sacrificio que han de realizar los jóvenes para prepararse, como es debido, a las exigencias del futuro, ha de ser extraordinario. De otra manera, es imposible hacer frente al reto que se avecina y que reclama una dedicación absorbente y una fortaleza sin límites. Pero no pueden ir por la vida a mamporrazo limpio, con alucinada sabiduría, creyéndose "ayatollahs", o tendríamos que llenar las calles de escupideras.
Los jóvenes tienen que luchar denodadamente. Que no se llamen a engaños. Para obtener una mayor participación en la organización social, política, técnica y económica de la sociedad, es preciso preocuparse de un modo exigente.
Lo mismo que duros años de lucha, de estudio y de esfuerzo permanente, les costó a los adultos de hoy lograr la situación que ahora defienden con legítimo derecho.
César R. Docampo
jueves, 13 de abril de 2017
SOBRE EL LIBRO DE LOS MUERTOS.
La reencarnación de la esencia humana empieza por la concepción. Es maravilloso el trío que inicia nuestra vida: Concepción, gestación, nacimiento. Resulta asombroso pensar que el hombre comienza como una célula, sujeto al veloz tiempo de las células y viviendo en el mundo de las células.
Es extraordinario saber que después de unos ochenta años termina su vida humana, sobrecargado de recuerdos. Los procesos internos que inicián la concepción son tremendamente veloces, pero conforme transcurre el tiempo, éste último se va volviendo más lento. Todos los procesos orgánicos se hacen más lentos.
Realmente existe la relatividad del tiempo; la gestación humana dura 10 meses lunares; La Infancia, 100 meses lunares; La vida, poco más o menos, 1.000 meses lunares. La huella Electro-Magnética que deja la vida de un hombre en el instante de la muerte, se imprime tremendamente en la concepción del feto.
El sendero de la vida está formado con las huellas de los cascos del caballo de la muerte. Muerte, juicio y concepción, constituyen un trío perfecto.
En el momento de la muerte -dice una doctrina tibetana- los cuatro sonidos llamados "sonidos que inspiran terror sagrado", se escuchan así: el de la fuerza vital del elemento tierra, un sonido como el derrumbamaiento de una montaña; el de la fuerza vital del elemento agua, un sonido como el de las olas del océano; el de la fuerza vital del elemento fuego, un sonido como el del incendio de una selva; el de la fuerza vital del elemento aire, un sonido como el de mil truenos reverberando simultáneamente. El lugar donde uno se refucia huyendo de estos ruidos, es la matriz.
Cuando el zoospermo se une con el huevo, comienza la gestación. La célula con la cual comienza la vida humana, contiene 48 cromosomas. Esto nos habla claro de las 48 leyes que rigen el organismo humano.
La vida del ser humano en el mundo físico, es una repetición de la pasada vida más sus consecuencias buenas y malas. El tiermpo es redondo, y los acontecimientos se repiten, cada cual en su día y en su hora. Esa es la Ley de RECURRENCIA. Todo vuelve a ocurrir tal y como sucedió, pero con sus consecuencias, tanto buenas como malas.
Esa es la Ley del Karma., la ley de acción y consecuencia.
(Tomado del Libro de los muertos)
martes, 11 de abril de 2017
LA EPIFANÍA DEL ROSTRO Y LA VERDAD COMO JUSTICIA.
SI EL PAPEL DE LA FILOSOFÍA no consiste en enunciar una verdad general, sino primordialmente en hacer aparecer la dimensión ética de toda palabra,en decir que ninguna puerta ni discurso alguno deben cerrarse en tanto un rostro y su expresión queden por acoger, no habría entonces ningún modo mejor de decir que "la moral no es una rama de la filosofía, sino la filosofía primera.
El rostro es revelación del Infinito. Digamos primero que, en su desnudez, el rostro no es un símbolo o una metáfora que remita a una realidad distinta de él, como una subjetividad, un alma, etc.: "Absolutamente presente en su rostro, el otro -y no se vea aquí ninguna metáfora- me da la cara". No es una significación, sino el significante por excelencia, cual, expresándose en el cara a cara, hace posible toda palabra.
Merleau-Ponty, siguiendo a Scheler, ya había afirmado que la dicha o la cólera no son impresiones internas cuya expresión física no pasaría de ser un mero signo convencional. No tengo que aprender la significación de una sonrisa como aprendo el sentido de un vocablo: la benebolencia expresada forma cuerpo con esa sonrisa, es esa misma sonrisa. Ahora bien, ¿no habremos de remitir a esa expresión primera en contenido de todo discurso, si es cierto que la esencia del lenguaje, y del pensamiento que sobre él cabalga, consiste en salir de sí e ir al encuentro del otro para solicitarle?: "La manifestación del rostro constituye el primer discurso. Hablar es, antes que nada, ese modo de venir de detras de la propia apariencia, de detrás de la propia forma, una apertura en la apertura". Si el sentido fuera razón universalmente y uniformemente presente, si subsistiera ya enteramente en la interiooridad de la conciencia, ¿debería comunicarse en el lenguaje?: "La razón, única, no puede hablar a otra razón". Porque esa brecha del infinito en la finitud del discurso ya dicho, es lo que posibilita algo así como una REVELACIÓN.
PORQUE..., ACEPTAR LA PALABRA DEL OTRO, ENTRAR EN DIÁLOGO, EQUIVALE A RECHAZAR la muerte y acoger el transcendente que pasa por el rostro pero que no tiene rostro propio, que es "no rostro", ya que sobre el rostro humano no deja únicamente su "HUELLA".
El transcendente, el infinito, Dios, se halla "ausente" del mundo y del conocimiento: es el UNO, más allá del mundo y del ser.
César R. Docampo.
lunes, 10 de abril de 2017
LA JALOUSIE (LA CELOSÍA)
LA JALOUSIE
(CELOSÍA)
Fue la tercera de las novelas de Alaín Robbe-Grillet (las otras dos, "Les Gommes y Le Voyeur, aparecieron en biblioteca breve con los títulos de "La doble muerte del profesor Dupont" y "El Mirón"), y en ella culmina la técnica del "relato objetivo" característica del autor.
El narrador -un marido que vigila a su mujer- ocupa el centro de la intriga y, por lo demás, permanece en escena desde la primera frase hasta la última, algunas veces ligeramente hacia un lado, pero siempre en primer término: incluso con frecuencia se halla solo.
El lector, sin embargo, no le oye ni le ve nunca; sólo siente su presencia, que orienta todo cuanto le rodea, mide distancias y gestos e imprime al mundo su forma, su dureza y su peso.
Este personaje no tiene nombre ni rostro: es un vacío en el corazón del mundo, un hueco en medio de los objetos. Pero, como no hay ni una línea que no tenga en él su arranque o su término, ese hueco acaba siendo tan concreto y tan sólido, o quizás más, que el resto.
El otro punto de resistencia es la esposa del narrador, A..., la mujer cuyos ojos hacen desviar la mirada. Puede decirse que ella constituye el otro polo del imán que determina de un modo riguroso el dibujo según el cual se agrupan las limaduras.
Ese narrador irreductible y presente en todo momento no puede atender a la cronología. Para él cualquier escena es actual, o perdida. El campo de su percepción constituye el universo, "ahora y aquí".
Celosía llama el autor, forzando un poco el vocablo, a una especie de persiana que permite mirar hacia fuera y, para determinadas inclinaciones, desde fuera hacia dentro; pero cuando las láminas están cerradas, no se ve nada, en ningún sentido. "Celosía" se llamaba también - y se sigue posiblemente llamando en algún punto de España o América -los celos, esa pasión para la cual nada se borra jamás: toda visión, por inocente que sea, queda inscrita en ella para siempre.
LOS INFINITOS MUNDOS DE LOS SUEÑOS.
EL SUEÑO DE ASURBANIPAL.
El ejército vio el río Idid'e, un torrente rugiente, y sintió temor de vadearlo. La diosa Ishtar, la que mora en Arbelas, envió en mitad de la noche un sueño a mi ejército y le dijo: "¡Marcharé de Asurbanipal, el rey que yo he creado!".
Mi ejército creyó en el sueño y cruzó el río sin obstáculos.
El sueño es autentificado por el hecho de haber sido soñado por un gran número de durmientes. Puede serlo también si la revelación que trae es reconocida como exacta, es decir, si la realidad confirma el mensaje del sueño, como sucede en el siguiente ejemplo, consignado por Plutarco y por Tácito.
La antigüedad clásica conoce una prueba aun más convincente de la veracidad de un sueño: la prenda recibida en sueños y que el durmiente encuentra a su lado cuando despierta. En Píndaro, Belerofonte sueña que Palas le trae un freno mágico parecido a una diadema de oro, con ayuda del cual podrá domar a Pegaso. Se despierta e inmediatamente se apodera del objeto "de más", que no es de este mundo y que una divinidad ha despositado cerca de él. El tema es frecuente sobre todo en la antigua literatura nórdica.
En ocasiones, más sutilmente, la prueba dejada por el sueño desvanecido no es material, sino que, como el sueño mismo, es volátil, inaferrable, ambigua. En un breve relato chino, el joven Lieu de P`engcheng sueña que va a una casa pública, donde se embriaga en compañía de mujeres. Cada uno de sus sueños vuelve a llevarlo al mismo lugar de perdición. No obstante, se pregunta si realmente se trata de sueños, ya que los perfumes de las mujeres siguen impregnando sus vestimentas al despertar.
Otras veces, el sueño precede a la realidad. La anuncia o la prefigura con una exactitud sobrenatural. Es insistente y minucioso, y la realidad, más tarde, es dócil, servil: repetición alucinante del sueño anterior. De este nuevo tema daré dos ejemplos, uno antiguo y otro moderno, que tienen ambos las particularidad de ser presentados como auténticos. Todo los separa: los siglos, la distancia, la diferencia de tradiciones y culturas. Sin embargo, cada uno de ellos afirma de la misma manera que La Vida, en ocasiones, no hace más que reproducir las visiones de los sueños, ofrecer de ellos, legado el momento, algo así como un reflejo diferido, cuando no oscurecido. El primer relato es extraído de un memorial chino que recopila hechos extraños que habrían ocurrido bajo el dominio de los Tang. Se consigna allí que un joven letrado llamado Lieu Tao-tsi se detuvo, hacia 899, en el monsteerio de Kuo-tsing, sobre el monte T´ien T´ai. Allí soñó con una joven que estaba en un jardín, bajo una ventana, cerca de un ciprés inclinado, rodeado por girasoles. Soñó que juntos celebraban los ritos del casamiento y volvió frecuentemente a enontrarse de nuevo con ella, siempre en sueños. Pasó el tiempo. Un día, en otro monasterio, el joven reconoció el jardín, la ventana, el ciprés y los girasoles. En el lugar había un huésped de paso cuya hija pobre, bella y libre, había caído enferma hacía poco tiempo. Ella era lo que el letrado había desposado y a la cual acostumbrabaa visitar en sueños.
Suele ocurrir que un sueño sea soñado, relatado e interpretado en sueños.
César R. Docampo. PERDIDOS EN LA NOCHE.
PERDIDOS EN LA NOCHE.
César R. Docampo
¿Por qué los padres, alguna vez comentan, entre extrañados e
indignados, cómo los jóvenes han hecho de la noche el espacio de de
sus vivencias? La noche, para los jóvenes, es un lugar de denuncia y
rebeldía ante el paro y las dificultades de su inserción social. La
noche es libertad y autonomía de los jóvenes. A veces un algo
compensastorio de la dependencia familiar y de las dificultades para
formar su familia propia.
A veces, la noche, pudiera ser un lugar de expresión de la Moda.
Una forma de identidad y, al tiempo, espacio que oculta la debilidad
del joven, o la inseguridad que en el fondo de sí tiene cada uno.
También pudiera ser un espacio de la invisible violencia de los
adultos, que facilitan la prostitución de jóvenes. O también ese
espacio de la huida juvenil de un mundo en el que hay una carencia de
proyectos comunitarios y de personal solidario. ¿No podría ser, la
noche. una máscara que utilizan jóvenes y adultos para cubrir el
miedo a un futuro nada claro?
La noche de las calles o de las cárceles, es un lugar normal en
el que viven o vejetan jóvenes prostituidos, marginados, sin techo o
prod¡cedentes de la cárcel.
España y, en general, los países mediterráneos, fueron siempre
más "noctámbulos" que otros. Pero el fenómeno que ahora
está ocurriendo es que los jóvenes emplean la noche más que el día
en fines de semana, días de ocio y de vacaciones. Y, el fin de
semana, ahora es salir el viernes por la tarde y volver el domingo de
madrugada. La noche ya no es lo que resta del día, lo que sobra,
sino lo que sustituye al día. En vacaciones sucede que los jóvenes
se levantan casi a la hora de comer, durmiendo por la mañana, comen
algo y se preparan para salir al atardecer, vivir la noche y retornar
a casa de madrugada. Lo que está sucediendo es que en buena parte
del mundo juvenil, se ha trastocado el tiempo, el día y la noche, y
el sentido que se tenía de nocturno y diurno. El mundo de los
adultos parece haber perdido la batalla sobre el control de los
horarios, y le han ganado la guerra de la noche, que es el espacio de
los jóvenes.
Incluso podríamos decir que, ahora, La Noche es más un espacio
de jóvenes inocentes que de adultos golfos.
La noche es ahora "símbolo" del presentismo y seña
clave de la identidad juvenil. La noche suspende los tiempos, el
calendario y el reloj, aparca la disciplina y el control social,
borra momentáneamente a los adultos y sus reglas. La noche posee
también un vertiginoso potencial movilizador por sus ingredientes
mágicos, aunque no conduzca a ninguna parte, pero abre el portillo a
la esperanza, necesidad absoluta de la generación juvenil y de todas
las generaciones jóvenes o adultas de todos los tiempos.
César R. Docampo
EL LIBRO DE LOS MUERTOS. CAPÍTULO 1: LA MUERTE.
EL LIBRO DE LOS MUERTOS. CAPÍTULO 1: LA MUERTE.
César R. Docampo.
Durante el curso de la existencia, diferentes tipos de energía
fluyen por el organismo humano. Cada tipo de energía tiene su propio
sistema de acción; cada tipo de energía se manifiesta a su tiempo.
A los dos meses de concepción, tenemos la función digestiva, a los
cuatro meses y medio de la concepción, se manifiesta la fuerza
motriz y muscular, esto va relacionado con el nacimiento de la
función respiratoria y pulmonar.
A los diez meses y medio, el crecimiento, con todos sus
maravillosos metabolismos y los tejidos conjuntivos. Entre los dos y
los tres años del niño, se cierra la fontanela frontal de los
recién nacidos, quedando de hecho el sistema cerebro espinal
perfectamente formado.
Durante los siete primeros años, se forma la personalidad humana.
A los 14 años aparece la energía personal, fluyendo
avasalladoramente por el sistema neuro simpático. A los 35 años
aparece el sexo en su forma trascendental de emoción creadora. Es al
llegar a esta edad cuando podemos fabricar eso que se llama Alma.
El animal intelectual, falsamente llamado hombre normal, es una
máquina controlada por la legión del "YO"; éste es
pluralizado. "Debo leer un libro", dice la función
intelectual; "Me voy a un partido de Fútbol", dice la
función motriz; "Tengo hambre", no iré a ninguna parte",
declara la digestión; "prefiero ir a donde una mujer",
declara el "yo" pasional, etc., etc., Todos estos "YOES"
riñen entre sí. El "yo" que hoy jura fidelidad a la
Gnosis, es desplazado por otro que odia a la Gnosis. El "yo"
que hoy adora a una mujer, es desplazado después por otro que la
aborrece. Sólo fabricando ALMA, establecemos un principio permanente
de Conciencia dentro de nosotros mismos. Aquel que tiene Alma vive
consciente después de la muerte. El Alma puede ser creada con la
acumulación de energías más sutiles, que el organismo produce, y
su cristalización a través de supremos esfuerzos para hacerse
auto-consciente en forma total y definitiva. Desgraciadamente, el
animal intelectual llamado hombre, gasta torpemente estas energías
en apetencias, temores, ira, odio, envidia, pasiones, celos., etc
Es urgente crear la voluntad consciente. Es indispensable someter
todos nuestros pensamientos y actos al JUICIO INTERNO. Sólo así,
podemos crear eso que se llama ALMA. Necesitamos autoconocernos
profundamente para crear ALMA.
Próximas ideas: EL RAYO DE LA MUERTE.
César R. Docampo.
HACIA UNA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA.
HACIA UNA ESTÉTICA DE LA EXISTENCIA.
CRD.
Nos sorprende que aquello en en Francia ha dado en llamarse
"Existencialismo", se remita a la fenomenología, por
cuanto ésta era en su origen una filosofía de las esencias que se
constituía poniendo entre paréntesis todo dato de hecho, y por lo
tanto toda posición de existencia.
Laa reducción fenomenológica evidenció la intencionalidad de la
conciencia por la que todo objeto del mundo, real o ideal, remitía a
la capa o estracto primitivo de la vivencia. Así, las esencias,
lejos de constituir un mundo separado, no eran sino la explicitación
en "en el campo de la idealidad" de ese hecho masivo y
primordial que es el "ser en el mundo": "Lejos de ser,
como ha creído alguien, escribe Merleau-Ponty", la fórmula de
una filosofía existencial: El "In-der-Welt- Sein" de
Heidegger no aparece sino sobre el fondo de la reducción
fenomenológica.
Inspirándose en Heidegger, Merleau-Ponty nos dice que aquello que
la reducción pone en evidencia, y que traduciremos nosotros como
"existencia", dada la imposibilidad de expresarlo de otro
modo, es ese "ser en el mundo" o "ser en situación"
en función del cual el sujeto nunca es puro sujeto, ni el mundo puro
objeto.
Yo soy un campo, yo soy una experiencia. Un día, y una vez por
todas, ha sido puesto en marcha algo que, incluso durante el sueño,
no puede ya dejar de ver o de no ver, de sentir o de no sentir, de
sufrir o de ser dichoso, de pensar o de descansar. En una palabra, de
"explicarse con el mundo".
Pero, ¿no podemos llamar "existencia" a una certeza más
luminosa, aunque también indefinible, cuya captación en plena
claridad sería de algún modo "estética",, es decir,
independiente de toda formulación conceptual? Al parecer, una tal
evidencia sin esencia es lo que realmente pretende alcanzar Sartre
prolongando y radicalizando la reducción fenomenológica de Husserl.
CRD.
¿QUÉ SOMOS NOSOTROS? ¿QUIÉN SOY YO?
¿QUÉ SOMOS NOSOTROS? ¿QUIÉN SOY YO?
César R. DOCAMPO.
Nuestro tiempo, como observaba Husserl, ha conocido el
derrumbamiento de los grandes sistemas tradicionales, de las grandes
"visiones del Mundo", tanto de inspiración religiosa como
filosófica. Nuestro Mundo se ha percatado también de que aplicar la
Razón a las Ciencias quizás no bastaba para resolver todos los
problemas, y que, en el caso de resolver algunos, dejaba intacto el
Problema de la VIDA, en cuanto se trataba de una vida a la que el
hombre no puede acceder sin descubrir y asumir antes su sentido. Y ha
podido comprobar asimismo el lugar central que ocupaba, en la
pregunta fundamental de la Fenomenología, esa CUESTIÓN DEL SENTIDO,
que no es únicamente una preocupación de los intelectuales, sino
que define, por el contrario, la esencia del hombre y de la Historia
Humana, no habiendo dejado nunca el hombre de buscar su identidad, de
llenar y salvar la fisura que le separa de sí mismo, por su doble
capacidad de conocimiento y de acción.
Por lo demás, si es cierto que el pensamiento moderno se define
desde Descartes como filosofía de la Conciencia y exégesis de esa
misma conciencia, resulta innegable que depende, bajo una forma más
elaborada, de la pregunta: "¿Qué somos nosotros?", o
"Quién soy yo?", que presupone el "conócete a ti
mismo" de la inscripción de Delfos.
Desde los tiempos de Descartes, toda la filosofía de los tiempos
modernos es esencialmente una filosofía de la conciencia humana, a
saber, del hombre como ser pensante y cierto de sí mismo. Al término
de esta evolución, podía Hegel describir la Historia como la
Historia de las transformaciones de la conciencia, y de las
experiencias que la conciencia hace sobre sí misma. Y, tras él,
podía Karl Marx, a su vez, considerar la toma de conciencia
sociohistórica y su análisis crítico como presupuesto de la
transformación revolucionaria.
La Conciencia constituye pues el tema central de la meditación
filosófica moderna, y para nosotros es de suyo evidente que todo
cambio importante de la historia humana, toda evolución y toda
decadencia de las civilizaciones, está en conexión con un cambio en
la toma de conciencia del hombre.
Por lo cual, el proyecto fenomenológico no es sólo "la
nostalgia secreta de toda la Filosofía moderna", sino también
la reactivación de lo esencial del pensamiento, desde sus orígenes,
es decir, desde que el hombre se ha descubierto a sí mismo, en
palabras de Heidegger, como preocupación o como "cuidado".
Pero, en nuestro tiempo, una tal reflexión sobre sí, o "exégesis
de sí", debiera abarcar todo lo que el hombre ha producido, y
la manera con que él mismo se ha producido, en cuanto ser histórico
y práctico.
La cuestión, entonces, estriba en saber si sus obras lo definen,
si sus obras resultan demasiado grandes para su pensamiento, o si
éste debe ser sacrificado a la sola dimensión práctica y técnica
en donde el éxito puede asegurarse científicamente.
César R. DOCAMPO.
SEXO: LA LIBERACIÓN -- INSATISFECHA.
SEXO: LA LIBERACIÓN -- INSATISFECHA.
Continuará. César R. Docampo.
Hubo un tiempo en que lo sexual parecía apenas tolerado. Se
proclamaba qué cantidad de tabúes asolaban esta vital zona humana
y, por tanto, lo que buscaba mucha gente era liberar sexualmente a
sus congéneres y especialmente a la juventud.
Poco a poco (década setenta - ochenta), la sociedad se fue liberando, haciéndose más abierta y tolerante. Con el cambio de sistema político, llegó la liberación sexual. Veinte o treinta años después se consolidaron algunos avances, pero aún permanecen dudas y dificultades. El tema está aún lejos de darse por equilibrado y la solución no está en volver al pasado.
Poco a poco (década setenta - ochenta), la sociedad se fue liberando, haciéndose más abierta y tolerante. Con el cambio de sistema político, llegó la liberación sexual. Veinte o treinta años después se consolidaron algunos avances, pero aún permanecen dudas y dificultades. El tema está aún lejos de darse por equilibrado y la solución no está en volver al pasado.
Hoy se mezclan muchas cosas, tales como el culto al cuerpo,
erotización del clima social, privatización de lo referido a la
sexualidad, ruptura de relación entre sexo y amor, y hedonismo,
coloreándolo todo.
Se da un cierto culto al cuerpo porque se lo considera cada vez
más como parte esencial de la persona humana. La dicotomía
cuerpo-alma ponía al primero (parte animal) bajo la segunda (parte
espiritual). Hoy, esa diferencia, un tanto aristotélico-platónica,
va perdiendo vigencia o, al menos, no es hegemónica. El cuerpo forma
parte de la identidad de cada persona. Al limitarla, la
individualiza, y pasa a ser un valor propio. No se considera ya como
un mero accidente. Al constituirse en valor de la persona humana,
ésta procura defender los derechos de su propio cuerpo y amparar su
pleno funcionamiento. Ahí se basan una serie de argumentos para
rechazar la tortura en cualquiera de sus manifestaciones,
posicionarse contra la pena de muerte, evitar la explotación de los
cuerpos o su degradación, luchar contra la mercantilización de
órganos humanos, procurar no sólo la salud sino también mantener
en forma el propio cuerpo, y, en la misma línea, defender una
sexualidad plena.
Al mismo tiempo, en nuestras sociedades, se tiende a sobrevalorar
el cuerpo, lo que conduce a una permisividad excesiva y blanda. Así
se procura gozar del sexo sin reparar en el amor: Se compra la
libertad sexual de algunas personas, en muchos casos jóvenes, para
atraparlas en redes de prostitución. Se reduce el cuerpo a mero
reclamo publicitario, se manipulan las imágenes en una pornografía
corrupta. Se aumentan las excitaciones para obtener más y más
placer y, así, se acaba casi embotando la sensibilidad y cansando la
imaginación.
Algunos escritores, en esa sobrevaloración del cuerpo, acaban
considerándolo como una fuente incluso de VERDAD, afirmando: "Lo
que pide el cuerpo es verdad; no lo traiciones nunca.
Continuará. César R. Docampo.
MAGIA Y CIENCIA:
MAGIA Y CIENCIA:
César R. Docampo
Hemos tenido que hacer una digresión sobre la mitología, puesto
que hallamos que el mito es engendrado por el éxito real o
imaginario de la brujería. Pero, ¿qué ocurre con los fracasos? A
pesar de todo la fuerza que la magia extrae de la creencia espontánea
y el ritual espontáneo del deseo intenso o la emoción frustrada, a
pesar de todo la fuerza que le otorga el prestigio personal, el poder
y el éxito sociales, comunes en el mago y el ejecutor, aun así se
producen fracasos y derrumbes, y subestimaríamos mucho la
inteligencia, la lógica y la captación de la experiencia del
salvaje si supusiéramos que no los percibe, y es incapaz de
explicarlos.
En primer lugar, la magia exige condiciones estrictas: el recuerdo
exacto de un conjuro, la ejecución impecable del rito, la adhesión
inflexible a los tabúes y las observancias que atan al mago. Si se
descuida cualquiera de esos elementos, el resultado es el fracaso de
la magia. Además, aunque ésta se realice de la manera más
perfecta, también es posible anular sus efectos: pues para toda
magia puede existir también una contra-magia. Si la magia, como lo
hemos mostrado, se origina en la unión del firme deseo de un hombre
con el capricho errático del azar, entonces todo deseo, positivo o
negativo, puede -o mejor, debe- tener su magia. En todas sus
ambiciones sociales y terrenales, en todos sus esfuerzos por apresar
la buena suerte y atrapar un destino propicio, el hombre se mueve en
una atmósfera de rivalidad, de envidia, de despecho. Pues la suerte,
las posesiones, y hasta la salud, son cuestiones de grado y
comparación, y si su vecino posee más ganado, más esposas, mejor
salud y mayor poder, el individuo se siente empequeñecido en todo lo
que posee y en todo lo que es.
Y la naturaleza humana es tal que el deseo de un hombre resulta
tan satisfecho por la frustración de los deseos ajenos como por el
logro del propio. A este juego sociológico de deseo y contra-deseo,
de ambición y despecho, de éxito y envidia, corresponde el juego de
la magia y la contra-magia, o la magia blanca y la magia negra.
César R. Docampo
LAS IDEAS MÁS IMPORTANTES DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA.
LAS IDEAS MÁS IMPORTANTES DE LA MEDICINA TRADICIONAL CHINA.
César R. Docampo.
La medicina tradicional china es la medicina del cuerpo vital por
excelencia. Como el Ayurveda, ve también la enfermedad como una
falta de armonía y de equilibrio de los movimientos de la energía
vital, e intenta corregirlos mediante la medicina herbal, una
infusión
externa de "chi" (energía vital). A diferencia del Ayurveda, dispone también de una técnica sumamente sofisticada y eficaz, la acupuntura, que utiliza la estimulación directa en la piel para corregir el movimiento vital descarriado.
externa de "chi" (energía vital). A diferencia del Ayurveda, dispone también de una técnica sumamente sofisticada y eficaz, la acupuntura, que utiliza la estimulación directa en la piel para corregir el movimiento vital descarriado.
La medicina china es medicina cuántica. Utiliza los dos aspectos
cuánticos de onda (yang) y partícula (yin) del "chi" para
clasificar el desequilibrio de la energía vital, así como los
representaciones de los órganos de los campos morfogenéticos
vitales. De este modo, la medicina china emplea la polaridad de
onda-partícula de la dinámica cuántica subyacente del "chi"
para clasificar los defectos (similares a los "doshas"
ayurvédicos) de la representaciones del cuerpo vital, los órganos.
La medicina china también es una medicina individualizada. Una
persona puede padecer una deficiencia "yang" caracterizada
por la obesidad y por un exceso de flema (similar al "dosha"
ayurvédico de "kapha"). O puede sufrir una deficiencia
"yin" caracterizada por un cuerpo delgado, un exceso de
gases intestinales y acidez.
El principio preventivo básico de autoayuda de la medicina china
es ciertamente directo: Mantén tu "yang" (hacer,
movimiento) y tu "yin" (ser, quietud) en equilibrio.
Los detalles de la medicina tradicional china se desarrollan
mediante la combinación de la clasificación "yin-yang"
con otra clasificación basada en la versión china de los cinco
elementos: Madera, fuego, tierra, metal y agua.
La acupuntura funciona no porque la intrusión en la piel de las
agujas afecte a las señales nerviosas, sino porque la punción de la
piel es capaz de influir en los movimientos de la energía vital. La
punción afecta en primer lugar al flujo de energía vital de los
meridianos vinculados con el cuerpo físico en la piel; y, en segundo
lugar, a través de conexiones interiores, el flujo de energía vital
en los meridianos dentro del cuerpo que conecta con los moldes
vitales de los órganos.
Existen muchas similitudes entre el Ayurveda y la medicina
tradicional china, tantas que resultaría sumamente útil un
intercambio en dos sentidos de las técnicas de ambos sistemas.
César R. Docampo.
¿EXISTE UNA CIENCIA DE LAS ANTICIPACIONES?
¿EXISTE UNA CIENCIA DE LAS
ANTICIPACIONES?
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César R. Docampo.
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Explica Aristóteles que, antes de que exista una cosa, es
indispensable que exista el principio por el cual esa cosa es posible
y tiende a los fines que le son propios.
El sabio griego llama "entelequias" a esos principios y
hace depender de ellos la razón de ser de cuanto existe en el mundo,
tanto en lo infinitamente grande como en lo infinitamente pequeño,
lo que tiene existencia individual o forma conglomerados
indiferenciados, lo que se mueve por sus propios medios o es movido
por voluntades o fuerzas exteriores.
De acuerdo con con ese concepto del Universo, los frutos que
penden del árbol están, en potencia, en la semilla, y ésta lo está
en la entelequia que hace posible el árbol, la flor, los frutos y la
misión que todo ello cumple en la evolución individual de quien los
come, siendo, por lo tanto, perfectamente posible anticipar el
resultado ulterior de una cosa, si conocemos la progresión que sigue
la "entelequia" en que una cosa tiene su principio y,
pudiendo saberse en el instante de partida lo que vamos a encontrar
en el de la llegada. ¿Ha existido o puede existir una ciencia que
provea tal conocimiento?
Los libros sagrados de todas las religiones afirman que sí, y los
numerosos pronósticos que anticiparon con fidelidad lo que habría
de ocurrir siglos más tarde, prueban su posibilidad. ¿Qué falta, o
qué sobra, para que hasta ahora no se coordinasen los elementos y se
estableciesen las reglas que capaciten a todos para servirse de esa
Ciencia con la misma efectividad que lo hicieron unos pocos?
Toda ciencia está supeditada a las aptitudes naturales de quien
se sirve de ella, y ni siempre produce los mismos resultados al ser
aplicada por diferentes individuos, ni siquiera el mismo individuo
logra iguales efectos si la utiliza en condiciones diferentes,
ocurriendo, además, que no sólo no hay una ciencia que se baste a
sí misma, sino que no existe cerebro capaz de conocer todo lo que
una ciencia abarca. En lo que a la predicción se refiere, es fama
que Colón impresionó profundamente a los aborígenes de Santo
Domingo al anticipar con rigurosa exactitud el instante en que
tendría efecto un eclipse.
Y, al ser la predicción una necesidad natural -y lo es por cuanto
todo lo que ocurre en determinado instante, se vincula a algo que ha
ocurrido en el pasado y ocurrirá en el porvenir, es evidente que
tiene que existir un medio de satisfacer esa necesidad, medio que
exigiendo el concurso de diversos factores y aptitudes, constituye
una ciencia de las anticipaciones.
Aunque tal vez, sin que jamás se poseyese otra cosa que
vislumbres de la Ciencia de que hablamos, es perfectamente legítimo
aceptar que ha existido y existe. Y, si bien no todas las personas
disponen de aptitudes para lograr iguales resultados de ella, a todos
presta un constante y valioso servicio.
Y nos preguntamos: ¿A base de qué disciplina será posible
mejorar el conocimiento de esa ciencia a fin de aumentar la utilidad
que rinde?César R. Docampo.
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