"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

viernes, 17 de noviembre de 2017

LA FÍSICA DEL ALMA (2)


En ausencia de un marco reencarnacional, la psicología transpersonal termina dejando fuera de sus ecuaciones a la muerte y a los estados post mortem. De ahí la pregunta que nos hacemos ahora; a la vista del nivel intermedio de nuestra existencia, que yo llamo la mónada cuàntica y que recibe el nombre de "jiva" en la India, intermedio entre el "atman" y el ego, ¿cuál debería ser nuestra estrategia en nuestro personal sendero espiritual? Dicho de otro modo, ¿cómo vivir como un "jiva" y no como un ego? ¿Acaso se puede? ¿Es estratégicamente preferible vivir como una mónada cuántica que transciende el ego?
Algo he leído acerca de un ejercicio que Swami Sivanancia, un gran sabio de la India que vivió en el siglo XX, prescribía a todos aquellos que querían revivir su memoria reencarnacional. El ejercicio consiste, simplemente en recordar. Al término de cada día, uno tiene que plasmar por escrito todo lo que recuerda de los acontecimientos de ese día. Y...
... Al final de la semana, además de plasmar por escrito todo lo que se recuerda de ese día, se escribe también todo lo que se recuerda de la semana. Al término de cada mes, se hace lo mismo con todo el mes. Y, al final del año, se hace lo mismo con todo el año. Sivananda decía que, si uno lleva a cabo este arduo ejercicio durante dos años, recordará sus propensiones y todas sus vidas pasadas.


César R. Docampo.

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