"Y transcurrieron los días. Y los años.
Y vino la Muerte y pasó su esponja por toda la extensión de la fraga y desaparecieron estos seres y las historias de estos seres.
Pero detrás todo retoñaba y revivía, y se erguían otros árboles y se encorvaban otros hombres, y en las cuevas bullían camadas recientes y la trama del tapiz no se aflojó nunca.
Y allí están con sus luchas y sus amores, con sus tristezas y sus alegrías, que cada cual cree inéditas y como creadas para él, pero que son siempre las mismas, porque la vida nació de un solo grito del Señor y cada vez que se repite no es una nueva Voz la que la ordena, sino el eco que va y vuelve desde el infinito al infinito".

EL BOSQUE ANIMADO. Wenceslao Fernández Flórez.

sábado, 16 de junio de 2018

ATENAS: ARRANQUE Y PUJANZA DEL PENSAMIENTO CIENTÍFICO.




La Escuela de Atenas. Rafael Sanzio.



Existen varias tentativas para explicar el origen unitario de la materia, de las cuales la más notable ha sido la teoría ondulatoria de Schrödinger, que descansa en la idea de que lo que parece ser una partícula sería, en realidad, la elevada cresta de una onda. Verdaderamente, según la ecuación de ondas, semejante cresta se mueve a lo largo del mismo recorrido y con la misma velocidad que lo haría una partícula que se moviese de acuerdo con las ecuaciones de la mecánica; el inconveniente reside en que una cresta de onda muy elevada se achata al cabo de corto tiempo, y de este modo pierde la concentración que la asemejaba a una partícula; por lo cual hubo que abandonar esta idea. 

La contrapuesta, o sea, una teoría unitaria de partículas mecánicas, preparada por la explicación mecánica de Duane de la difracción, volvió a afirmarse, por Born, en su interpretación general estadística de la función de onda de Schrödinger. Actualmente apenas habrá físico alguno que se oponga a la interpretación de Born; y, sin embargo, sucede el extrtaño fenómeno de que muchos teóricos rindan culto con la boca, en sus horas libres, a la arcaica idea de que los corpúsculos y las ondas de materia son imágenes que se encuentran a la par, en lugar de conceder que aquéllos son, de acuerdo con la mecánica cuántica moderna, los verdaderos constituyentes de la materia, y que las ondas son meras apariencias producidas por la cooperación estadística de muchas partículas.

Mirtando a través de unas gafas bifocales, Von Weizsäcker lo expresa de este modo: "¿En qué respecto difiere la mecánica cuántica de la física  clásica? Pues ha descubierto que el mismo objeto físico, por ejemplo, un electrón, aparece en dos formas de aspecto distinto ... onda o partícula ... fotografías de la cámara de niebla frente a interferencia ... Ahora bien, ¿qué sentido puede tener la afirmación de que un electrón es a la vez partícula y campo?".

La respuesta lógica a esta cuestión es que ningún sentido, en absoluto, ya que el electrón es una partícula, pero el comportamiento estadístico de muchos electrones no es lo que es un electrón. Más adelante mantiene el mismo autor: "El mismo átomo se comporta en unos experimentos como una partícula, confinada especialmente, y en otros como si llenase todo el espacio; si esto fuese lo que dice la voz de la ciencia, sería verdaderamente alarmante; mas, en realidad, Von Weizsacker no hace más que repetir el catecismo de una generación anterior, y desconoce la lección científica de Duane y de Born: pues, verdaderamente, según la física moderna, los átomos y los electrones son partículas no solamente en virtud de tener concentradas sus cargas y masas, sino que incluso en sus manifestaciones estadísticas se comportan exactamente como deberían comportarse unas partículas; ya que, por más que la interferencia presente un aspecto ondulatorio, constituye una necesidad, dada la mecánica cuántica probabilística de partículas.

Es verdad que inicialmente no había ninguna explicación satisfactoria de tales reglas, y que constituían, por tanto, el  "enigma cuántico". Pero Von Weizsäcker va mucho más adelante y nos dice que  "En la teoría cuántica estas relaciones desempeñan el papel de axiomas sugeridos por la experiencia, pero por lo demás no se las puede deducir de otras leyes"; así pues, todo va perfectamente: "No molesten". 

En realidad, como hemos visto, es posible deducir las reglas cuánticas de intercambio de la energía y el momento a partir de otras leyes. Si hemos escogido a Von Weizsäcker para estas críticas, ha sido únicamente porque se supone que habla con autoridad, por ser discípulo de Heisenberg últimamente versado en  filosofía de la Ciencia.
                                                 César R. Docampo 

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