Que un hombre haya sido Rey porque Franco lo nombró..., ni fu ni fa.
Que un hombre joven, sea nuestro Rey porque su
padre fue Rey, no clama al cielo, pero está obligado a servir y
escuchar a todos, dado que la razón individual es idéntica en todos los
hombres.
Para comprenderlo bien...
Debiéramos estudiar a Séneca y a los que en él bebieron, como fue el caso de Menéndez Pelayo, Ganivet, Ramiro de Maeztu, etc.
Si leyéramos a Angel Ganivet hablando de Séneca, al
momento nos percataríamos de que toda la doctrina de Séneca se condensa
en dos o tres enseñanzas:
PRIMERA:
"No te dejes vencer por nada extraño a tu espíritu".
SEGUNDA:
"Piensa, en medio de los accidentes de la vida, que
tienes dentro de ti una fuerza madre, algo fuerte e indestructible,
alrededor del cual giran los hechos mezquinos que forman la trama del
diario vivir".
"Mantente de tal modo firme y erguido, que al menos se pueda decir siempre de ti que eres un hombre. Esto es, un español...".
Y que, mientras...
El hombre aparece transfigurado en un espíritu
puro (fuera del tiempo y del espacio), la historia la hace y teje una
fuerza ajena a él.
TERCERO:
La vida cotidiana es vulgar y despreciable. Y el
hombre auténtico deberá apartarse de esa vida vulgar y diaria. Deberá
apartarse de la política y de todo compromiso, retirarse a su interior
y, desde allí, desafiar a tiranos, partidos políticos trileros,
chupatintas y otras calamidades.
Con estos prenotandos...
La salida lógica no consiste en aceptar el orden o
desorden establecido, ni en acomodarse a él, recluyendo al solipsismo,
porque sólo en el interior del hombre -dicen- habita la Verdad.
La táctica de la no injerencia, del "divide y
vencerás", de la reclusión del individuo en una ficticia torre de
marfil, altanero y convencido de que el mundo gira en torno a él..., os
convertirá en carnaza, en blanco de opresiones y tiranías.
Cuando Séneca predicaba la resignación, la sumisión
al Hado, la conformidad, etc., estaba hablando en nombre de los
patricios romanos; les estaba hablando a la plebe, a la horda de
esclavos, libertos y demás campesinos arruinados. Se hacía preciso
narcotizar a aquellas masas hambrientas y explotadas que amenazaban con
echar abajo el Imperio.
Algo así acontece en España. Necesitamos tipos como Pablo Iglesias y Javier Nart. Escúchenles.
Mientras, larga vida y mucha suerte.
César R. Docampo